Quieto estuvo Moab desde su juventud, y sobre su sedimento ha estado reposado, y no fue vaciado de vasija en vasija, ni nunca estuvo en cautiverio; por tanto, quedó su sabor en él, y su olor no se ha cambiado. Jer. 48:11.
Moab no sabía nada acerca del proceso de refinamiento, y el pueblo progresó muy poco
moral y espiritualmente. "Quedó su sabor en él, y su olor no se ha cambiado".
Una vida monótona no es lo que conduce al crecimiento espiritual. Algunos pueden llegar al más alto nivel de espiritualidad solamente mediante la ruptura del orden regular de las cosas. . .
Dios desea que los seres humanos estén más estrechamente relacionados con El. . . Por lo tanto, los separa de sus amigos y conocidos. Cuando Dios estaba preparando a Elías para la traslación, lo llevó de lugar en lugar a fin de que pudiera dejar atrás los métodos y las costumbres que había seguido previamente, para que no se durmiera en sus laureles y dejará así de obtener la moral y solidez espiritual. Era el plan de Dios que la influencia de Elías pudiera ser un poder para ayudar a muchas almas a lograr una experiencia más perfecta.
Aquellos a quienes no se permite descansar y estar tranquilos, que deben cambiar constantemente de lugar, hincando su tienda esta noche en un sitio y mañana de noche en otro, recuerden que el Señor los está conduciendo, y que de esta manera les ayuda a formar caracteres perfectos. En todos los cambios que se requiere que hagamos Dios debe ser reconocido como nuestro compañero, como nuestro guía, nuestra fortaleza y nuestra dependencia. Debemos estar siempre en movimiento; avanzando en conocimiento, y de esta manera continuaremos conociendo al Señor. La luz de su conducción estará aparejada como la mañana.
El Señor tiene varias formas de examinar y probar a su pueblo. Vez tras vez ha producido cambios para ver si sus instrumentos humanos guardan sus mandamientos. Cuando en su providencia ve que los cambios son esenciales para la edificación del carácter, interrumpe la suave corriente de la vida. Ordena que estos cambios ocurran para que su obrero no se estanque siguiendo la inclinación natural. Debe hacerse una gran obra, deben quebrantarse las asociaciones a fin de que sean eliminados los obstáculos. . .
Vivimos en un tiempo que exige una decidida acción santificada. Todo lo que deben hacer los seguidores de Cristo debiera ser hecho, porque el enemigo estará con todo su poder para impedir que las almas reciban la verdad. . . Sin embargo, la obra de Dios avanzará. Debemos sembrar junto a todas las aguas, aun cuando sepamos que muchos tratarán de extinguir la luz de la verdad.
(Carta 59, del 5 de junio de 1901, dirigida a A. G. Daniells).
(Alza tus Ojos de E. G. de White)
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