Hasta dos mil trescientas tardes y mañanas; luego el santuario será purificado. Dan. 8:14.
Dios nos pide que dediquemos nuestro tiempo y vigor a la obra de predicar a la gente el mensaje que conmovió a hombres y mujeres en 1843 y 1844. . . Mis hermanos, ubíquense en el puesto que el Señor les asigna. Apártense de los que, después de haber recibido luz reiteradamente, se colocan del lado opuesto. . . Emprendan el trabajo que nos ha sido encomendado. Con la Palabra de Dios como su mensaje, ubíquense en la plataforma de la verdad y proclamen el pronto regreso de Cristo.
La verdad, la verdad eterna, prevalecerá.
Durante más de medio siglo [desde 1844], los temas principales de la verdad presente han sido cuestionados y combatidos. Se han presentado nuevas teorías como verdaderas, las cuales no constituían la verdad, y el Espíritu de Dios reveló su error. Cuando los grandes pilares de nuestra fe fueron presentados, el Espíritu Santo dio testimonio de ellos, especialmente en lo concerniente a las verdades de la cuestión del Santuario. Una y otra vez el Espíritu Santo apoyó en forma notable la predicación de esta doctrina. Pero hoy, como en el pasado, algunos serán impulsados a elaborar nuevas teorías y a negar las verdades a las cuales el Espíritu de Dios ha dado su aprobación.
Cualquier hombre que procure enunciar teorías que nos apartarían de la luz que nos ha llegado acerca del ministerio en el Santuario celestial, no debería ser aceptado como maestro. La verdadera comprensión del tema del Santuario significa mucho para nosotros como pueblo. Cuando buscamos fervientemente al Señor para recibir luz sobre este asunto, la luz vino. En visión se me mostró una escena tal del Santuario celestial y del ministerio relacionado con el Lugar Santo, que por muchos días no pude hablar de ello.
Por la luz que el Señor me ha otorgado sé que debería haber un reavivamiento de los mensajes que se han dado en el pasado, porque los hombres procurarán introducir nuevas teorías y tratarán de probar que éstas son bíblicas. En cambio son errores que, si se les da cabida, socavarán la fe en la verdad. No debemos aceptar estas suposiciones y hacerlas circular como si fueran verdad. No, no; no debemos movernos de la plataforma de verdad sobre la cual nos hemos establecido.
Siempre existirán los que buscan algo nuevo, los que exageran y fuerzan la Palabra de Dios para obligarla a fundamentar sus ideas y teorías. Hermanos, tomemos las cosas que Dios nos ha concedido y las que su Espíritu nos ha enseñado en verdad y creamos en ellos, abandonando esas especulaciones que su Espíritu no ha aprobado.
(Manuscrito 125, del 4 de julio de 1907,
"Enseñanzas de la visión de Ezequiel").
Alza tus Ojos de E. G. de White
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