Mi siervo eres tú; te escogí, y no te deseché. No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia. Isa. 41:9,10.
Todos los que están relacionados con la obra de Dios tienen que aprender muchas lecciones importantes. Algunos que se creyeron suficientes para todo encontrarán que están muy lejos de lo que debieran ser en algunos aspectos. Algunos obreros que son despreciados por la sabiduría humana son altamente exaltados por Dios. El Señor suscitará hombres para hacer una determinada obra, y a medida que avancen paso a paso aprenderán del gran Yo Soy. Cuando les revele la obra que deben hacer, seguirán avanzando bajo su dirección, realizando aquello que El colocó en sus manos.
Otro hombre, aparentemente con habilidades superiores, puede venir y al contemplar la obra de estos hombres acaso llegue a pensar que debiera reemplazárselos por personas más sabias. A su entender, la obra que realizan parece enredada y deficiente, cuando en realidad el Señor la está conduciendo paso a paso. Abogará para que se haga un cambio. Tratará de lograr que los obreros vean que están cometiendo un gran error al llevar adelante su obra de esa manera. Pero Dios no ve como el hombre ve. Los obreros a los cuales El conduce pueden sentirse a veces en perplejidad. Es el plan de Dios que enfrenten y superen muchas dificultades. El inspira en los obreros la determinación de hacer que cada aparente fracaso resulte en un éxito. Están decididos a caminar en la luz que brilla sobre el sendero, y aunque encuentren muchos obstáculos, declaran: "No fracasaré ni me desanimaré".
Los hombres a menudo oran y lloran debido a las perplejidades y obstáculos que deben arrostrar. Pero es el propósito de Dios que enfrenten perplejidades y obstáculos y, si mantienen firmemente hasta el fin su confianza como al principio, decididos a llevar adelante la obra del Señor,
El les despejará el camino. Los que luchen perseverantemente contra dificultades aparentemente insuperables tendrán éxito, y con el éxito vendrá también el más grande gozo.
Dios está preparando a hombres humildes y contritos para que lleguen a ser obreros valiosos. Les está dando una experiencia que la sabiduría humana no puede explicar. El obra sobre las mentes mediante su propia sabiduría. Permite que aparezcan supuestos errores, a fin de que en forma inesperada (que la sabiduría humana no puede comprender) el nombre de Dios pueda ser glorificado. Realiza su obra de acuerdo con sus métodos. Consulta sus propósitos, no las teorías del hombre.
El poder mediante el cual trabaja en el hombre es proporcional al fervor y a la sinceridad del individuo. En todo lo que Dios hace, busca el más elevado bien de aquellos que trabajan juntamente con El. (Carta 162 del 12 de abril de 1903, dirigida al administrador de una asociación). 115
(Alza tus Ojos de E. G. de White)
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