Y mediante el cual creéis en Dios, quien le resucitó de los muertos y le ha dado gloria, para que vuestra fe y esperanza sean en Dios. 1 Ped. 1:21.
No es suficiente que reconozcamos a Cristo. Debemos seguirlo a dondequiera nos conduzca.
Su gracia es suficiente. Sufrió por nosotros y nos dejó ejemplo, para que sigamos por el camino por el cual nos conduce. El presente es nuestro tiempo de prueba. La experiencia que necesitamos para ganar la corona de la vida nos llevará a crucificar el yo mucho más de lo que habíamos imaginado.
¿Cuál es el mensaje del apóstol Pablo a todo aquel que invoca el nombre de Cristo?
"Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y de¡ pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios. Considerad a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, para que vuestro ánimo no se canse hasta desmayar" (Heb. 12:1-3).
Cristo era el Señor del cielo y de la tierra, y a pesar de ello se hizo pobre para que a través de su pobreza pudiéramos ser enriquecidos. Era semejante a Dios: no obstante se humilló a sí mismo y tomó la forma de siervo a fin de poder salvarnos. Dio su vida por nuestra redención.
¿Aceptaremos el sacrificio? El unigénito Hijo de Dios fue contado entre los transgresores a fin de que los seres humanos no perecieran sino que tuvieran vida eterna.
La vida eterna será la herencia de ellos si consienten en humillar sus orgullosos corazones y participar de los sufrimientos de Cristo.
El soportó pacientemente la vergüenza, la burla y el desprecio para poder salvar a cada ser humano pecador que se aferra de Él con fe viviente. Mientras pendía de la cruz, dando su vida por nuestra redención, sus asesinos se burlaban, diciéndole: "A otros salvó, a sí mismo no se puede salvar; si es el Rey de Israel, descienda ahora de la cruz, y creeremos en él" (Mat 27:42).
El podría haber descendido de la cruz; podría haber rehusado morir, pero estaba sufriendo para que el mundo, a través de El, pudiera ser redimido de la pretensión y autoridad de Satanás. Mediante su muerte todos los que creen en El pueden tener vida eterna. . .
La salvación de los seres humanos significa mucho más de lo que muchos imaginan. Significa que hemos de elegir el camino de Dios antes que nuestros propios caminos. El Señor no puede salvar a los hombres mientras éstos rehúsen humillarse al oír los reproches y advertencias que les envía, tratando afanosamente de hacer predominar su propia voluntad y siguiendo su propio curso de acción.
(Carta 133, del 30 de abril de 1905, dirigida a J. E. White). 133
(Alza tus Ojos de E. G. de White)
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