Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor,
vengo a ser como metal que resuena,
o címbalo que retiñe. 1 Cor. 13: 1.
Así como hay un cristianismo genuino en el mundo, existe también uno falsificado. El verdadero espíritu del hombre se manifiesta en la forma como trata a su prójimo. Podemos plantear el interrogante: "¿Representa el cristiano el carácter de Cristo en espíritu y en acción, o simplemente manifiesta los rasgos egoístas que pertenecen a la gente de este mundo?" La profesión no significa nada ante Dios. Antes que sea demasiado tarde para corregir los males, cada uno debiera preguntarse: "¿Cómo soy yo?" Depende de nosotros mismos el que formemos caracteres tales que nos capaciten para integrar la familia real de Dios en el cielo.
Si hemos de llegar a ser como Cristo, debemos estudiar su carácter. . . Es necesario que nos examinemos cuidadosamente a nosotros mismos y nos preguntemos: "¿Es éste el camino por el cual Cristo andaría? ¿Seguiría Cristo este curso de acción? ¿Qué clase de impresión estoy dejando sobre las mentes de aquellos con quienes me relaciono? ¿Debo mantener una conducta que debilite la confianza de alguien con quien tengo trato y lo lleve a pensar con liviandad acerca del cristianismo que profeso? ¿Me permitiré ser descortés, desemejante a Cristo, inmisericorde para con aquellos que fueron comprados con la sangre de Jesús?"
Quisiera advertir a los hermanos de nuestras iglesias porque me temo que muchos estén desempeñando la parte del siervo perezoso que ocultó en la tierra el talento de su Señor. El suyo fue un pecado de negligencia, el pecado de no desarrollar los grandes tesoros del conocimiento que fueron entregados a su custodia. Dios ha dado luz preciosa a su pueblo para iluminar el mundo y, ¿no la están tratando muchos con indiferencia, y actuando como si el don celestial fuera de poca importancia?. . .
Los que son discípulos solamente cuando las cosas van bien no responderán al llamado del Señor en el tiempo de peligro hacia el cual estamos avanzando rápidamente. Serán discípulos activos aquellos que no solamente escuchan sino que obedecen las palabras de Cristo: "No perezosos; fervientes en espíritu, sirviendo al Señor" (Rom. 12: 11).
Una nueva energía que procede desde abajo está tomando total posesión de la sinagoga de Satanás, y una nueva vida que desciende del cielo está tomando posesión de cada instrumento humano que es consagrado, dedicado, y que está tratando de hacer las obras de Dios...
Que aquellos que ministran en palabra y doctrina mezclen la fe con la oración fervorosa, y traten de utilizar cada rayo de luz que procede de la Palabra escrita. La voz de Dios llama desde el cielo y demanda el uso de cada capacidad confiada. Todo talento debe ser utilizado al máximo. (Manuscrito 6, del 21 de febrero de 1895, "Cristianismo genuino y falsificado").65
(Alza tus Ojos de E. G. de White)
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