Volvieron los setenta con gozo, diciendo: Señor, aun los demonios se nos sujetan en tu nombre.
Y les dijo: Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo. Luc. 10: 17, 18.
¿Qué es la vida? Un monumento perdurable al único Dios verdadero. La obra de la creación nunca podrá ser explicada por la ciencia. ¿Qué intelecto puede explicar la ciencia de la vida? ¿Nos asombramos de que los materialistas no tengan lugar para la existencia de Dios? El cuarto mandamiento declara a todo el Universo, a los mundos no caídos y al mundo caído que Dios creó el mundo en seis días y descansó en el séptimo. La evidencia proporcionada allí no deja lugar para el escepticismo.
Cristo, el Comandante de las cortes celestiales, estaba acostumbrado a recibir la asistencia y adoración de los ángeles. En cualquier momento durante su vida sobre la tierra podría haber solicitado a su Padre doce legiones de ángeles. Pero ni el soborno, ni la tentación de manifestar sus prerrogativas divinas pudo inducirlo a desviarse del sendero designado por Dios. La estrategia de Satanás mostró su gran habilidad y astucia. Tres veces trató el enemigo de obtener la victoria sobre Cristo. Lo asaltó en el terreno del apetito; apeló a su orgullo; presentó delante de El las escenas más cautivantes de este mundo. Lo desafió a dar evidencia de que era el Hijo de Dios. Pero Cristo no se la dio, sino que mantuvo su dignidad como Aquel a quien Dios había entregado todo poder.
Satanás tiene hoy gran poder en el mundo. Se le ha permitido tener esta tierra como propiedad por un tiempo limitado. Durante este período, mientras prevalece la iniquidad, se da a los hombres y las mujeres la oportunidad de tomar posiciones. En toda forma posible Satanás trata de hacer que el camino ancho resulte atractivo y el angosto penoso, humillante y objetable. Traza planes ingeniosos para inducir a los hombres y las mujeres a dar rienda suelta al apetito. Los placeres vulgares que no proporcionan verdadera satisfacción se multiplican en esta era degenerada. Satanás arroja su hechizo sobre estas diversiones, que eclipsan las verdades eternas.
Muchos venderán su primogenitura como lo hizo Esaú por una frívola recompensa en la indulgencia del apetito.
El placer mundanal les parecerá más deseable que la primogenitura celestial. Cristo venció en nuestro lugar. Era el único que podía ser un Salvador idóneo. Tenía sabiduría, habilidad y poder divinos. Pudo erguirse delante del mundo como un maravilloso Consejero, Dios poderoso, Padre eterno, Príncipe de paz. Las palabras de Dios concernientes a su Ungido están cargadas de significado: "Mas del Hijo dice: Tu trono, oh Dios, por el siglo del siglo; cetro de equidad es el cetro de tu reino. Has amado la justicia, y aborrecido la maldad, por lo cual te ungió Dios, el Dios tuyo, con óleo de alegría más que a tus compañeros" (Heb. 1: 8, 9) (Carta 7, del 25 de enero de 1900, dirigida a W. K. Kellogg, hermano y ayudante del Dr. J. H. Kellogg). 38
(Alza tus Ojos de E. G. de White)
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