Examinaos
a vosotros mismos si estáis en la fe; probaos a vosotros mismos. ¿O no os
conocéis a vosotros mismos, que Jesucristo está en vosotros, a menos que estéis
reprobados? 2 Cor. 13:5.
"No
juzguéis"
LOS
CRISTIANOS Son Comisionados Por Dios para velar por las almas que tendrán que
dar cuenta de sus actos. Deben Reprobar, Reprender Y exhortar con toda
longanimidad...
Comunicar
la Palabra de Dios con fidelidad es una obra de la mayor importancia. Pero esta
obra es totalmente diferente de la de censurar, pensar el mal y distanciar las
relaciones.
Juzgar Y
Reprobar Son Dos Cosas Diferentes. Dios colocó sobre sus siervos la obra de
reprobar con amor a los que yerran, pero prohíbe y denuncia el juicio
apresurado, tan común entre los profesos creyentes en la verdad...
Los Que
Están Trabajando Para Dios debieran dejar a un lado toda crítica despiadada, y
acercarse para estar unidos. Necesitan estudiar las enseñanzas del Señor acerca
de esto.
CRISTO
desea que sus soldados permanezcan hombro a hombro, unidos en la obra de pelear
las batallas de la cruz.
DESEA que
la unión entre los que trabajan para Él sea tan estrecha como la unión que
existe entre Él y su Padre. Los Que Sientan El Poder Santificador Del Espíritu
Santo prestarán oído a las lecciones del Instructor divino, y mostrarán su
sinceridad haciendo todo lo que esté en sus manos para trabajar en armonía con
sus hermanos...
Los Que
Tienen Toda La Razón Para Desconfiar de sus propios principios son los que
están alertas para encontrar faltas en los demás.
Si No
Hubiera Alguna Falencia En Nuestra Propia Experiencia No Seríamos Tan
Suspicaces Con Nuestros Hermanos. Es El Individuo condenado por su conciencia
el que está listo para juzgar.
TIEMBLE
cada uno y tema por sí mismo. Trate de ver si su propio corazón está en una
correcta relación con Dios. Quite las malezas de su propio jardín.
Encontrará
suficiente como para mantenerlo activamente ocupado. Si realiza fielmente esta
obra, no tendrá tiempo para encontrar faltas en el jardín de los demás.
EN VEZ DE
JUZGARLOS, Juzguémonos A Nosotros Mismos. Asegurémonos de que estamos entre los
que serán contados como "elegidos según la presciencia de Dios Padre en
santificación del Espíritu, para obedecer y ser rociados con la sangre de
Jesucristo" "Habiendo purificado vuestras almas por la obediencia a
la verdad, mediante el Espíritu, para el amor fraternal no fingido, amaos unos
a otros, entrañablemente, de corazón puro" (1 Ped. 1:2,22).
DIOS Nos
Ha Colocado En Este Mundo En Mutuo Compañerismo. Caminemos unidos en amor,
dedicando nuestras energías a la obra de salvar almas. Al servir así a Dios en
santa camaradería, comprobaremos que somos obreros juntamente con El.
(Manuscrito 75a, del 18 de diciembre de 1900,
"No juzguéis"). 365
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