Encomienda
a Jehová tus obras, y tus pensamientos serán afirmados. Prov. 16:3.
(Carta,
dirigida a un miembro de iglesia desanimado)
Hermano A,
Ud. debe alejar de sí sus temores. Deje las consecuencias con el Señor y siga
adelante. Está tratando demasiado arduamente de salvarse a sí mismo, de hacer
alguna gran cosa que lo recomiende delante de Dios. Todo lo que Él requiere de
Ud., querido hermano, es una sumisión completa, con todas las consecuencias de
su aceptación de la verdad.
Satanás dice: "¿Qué pasará después de todo si al hacerlo te equivocas?
¿Puedes
permitirte correr el riesgo?"
Jesús lo
ama y si Ud. se consagra a Él con todo lo que tiene, lo aceptará y llevará sus
cargas; su amigo nunca le fallará.
Ud.
contempla la cruz de Cristo con alarma. El yugo le parece molesto. Es Satanás
quien lo hace parecer así. Jesús lo
invita: "Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os
haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros... porque mi yugo es fácil, y
ligera mi carga" (Mat. 11:28-30).
El yugo
que teme llevar por miedo de que lo lastime, Jesús lo califica como fácil. La
carga que no se atreve a tocar, es liviana. Todo lo que se requiere es que se
aferre a Él, y cuando lo haga, encontrará que es más un sostén que penosa
carga. Esa cruz, que le parece tan incómoda, tan pesada para llevar, lo elevará
y será una fuente de fortaleza para Ud....
Debe
educarse para creer, para ocupar su posición en la plataforma de la verdad
eterna, y dar la bienvenida a las tribulaciones por Cristo. Jesús lo ayudará,
los ángeles lo ayudarán a resistir al diablo y él huirá. Acérquese a Dios y él
se acercará a Ud....
Crea que
Jesús lo ama y, en sus esfuerzos por obedecer, si se equivoca no sienta que
debe preocuparse al punto de abandonar su confianza en Dios y pensar que es su
enemigo. Somos mortales falibles.
Si
pecamos, "abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo"
(1 Juan 2:1).
Ud. no puede limpiarse de las impurezas. Lleve su carga a Jesús; Él le ayudará.
No
siga demorando, con la esperanza de que sus buenas obras serán la expiación por
el pecado. Confíe en los méritos de la sangre del Salvador crucificado y
resucitado.
(Carta 20,
del 28 de diciembre de 1867, dirigida a un miembro de iglesia desanimado). 375
No hay comentarios.:
Publicar un comentario