¿Está
alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia, y oren por
él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor. Y la oración de fe salvará al
enfermo, y el Señor lo levantará; y si hubiere cometido pecados, le serán
perdonados. Sant. 5:14,15.
“Carta,
dirigida a los esposos Wilson”
Al orar
por los enfermos, no es señal de incredulidad decir: "Si es para tu
gloria, haz esto por nosotros, y te alabaremos y magnificaremos tu santo
nombre"...
Como no
hay poder sanador en ningún ser humano, debemos confiar en Dios, quien nos ama
y se dio a sí mismo por nosotros. Sea que vivamos o muramos, somos del Señor.
Tienen un
Redentor piadoso, amoroso y compasivo que los ama, que los bendice. Él no los
dejará ni los abandonará. El que conoce la historia presente y futura, hará lo
que sea para nuestro mayor bien y para gloria de su nombre...
Jesús los
ama y bendice. Su promesa es segura.
Manténganse firmes; tengan buen ánimo en el Señor. Él es nuestro
ayudador; es nuestro Redentor...
Cristo es
el Restaurador. Satanás es el destructor. Todo lo que los mortales pueden hacer
es seguir implícitamente la Palabra del Señor. Esa es la parte que les toca
desempeñar.
¿Fallará
El Señor En Cumplir Su Parte? Presenten las peticiones ante el trono de la
gracia, y luego esperen confiada y esperanzadamente. . .
En todas
mis peticiones digo: "Oh, Señor, no se haga nuestra voluntad, sino la
tuya". Él sabe que no es una oración dubitativo, sino de perfecta
confianza. El Señor conoce qué es lo mejor... Nuestra tarea consiste en orar,
creer y esperar pacientemente porque Él es nuestro Salvador.
Mi Ruego
Es: "Oh, Dios, Dios viviente, manifiéstate. Haz conocer tu poder a tu
pueblo, de tal manera que esta enfermedad pueda resultar para nuestro bien y
para gloria de tu nombre".
No hay una sola hebra de incredulidad en esta
oración, sino una perfecta sumisión a la voluntad de Dios, quien es poderoso
para salvar hasta lo sumo a todos los que creen en El. No importa cuán
objetables sean las circunstancias que rodean el caso, no nos preocupemos de
las apariencias.
Dios desea
que confiemos implícitamente en El, y si es para nuestro bien y para la gloria
de su nombre realizar lo que le pedimos, lo hará. Debemos esperar.
El poder
del Señor es ilimitado. Nosotros, pobres mortales, necesitamos purificar
nuestras almas, a fin de que cuando el Señor obre no sea para nuestra ruina.
Esta es la
razón por la cual tan pocos enfermos sanan. Si fueran sanados, se enaltecerían
en su estima propia. Debemos aprender de Jesús a ser mansos y humildes de
corazón, y hallaremos descanso para nuestras almas.
NUNCA, Ni Por Un Momento, Cuestionen Que Dios No Los Ama. El Los Ama
Y Les Da Evidencias
De Su Amor. Agradezcan a su Padre celestial por el Salvador compasivo que puede
salvar hasta lo sumo, alma y cuerpo.
(Carta 127, del 27 de diciembre de 1898,
dirigida a los esposos Wilson). 374
No hay comentarios.:
Publicar un comentario