viernes, 3 de agosto de 2012

243. ¿QUÉ HARÍA JESÚS?


Nuestras cartas sois vosotros, escritas en nuestros corazones, 
conocidas y leídas por todos los hombres. 2 Cor. 3:2.

¡Oh, cuánto necesitamos cada momento a Jesucristo!... Que cada hombre permanezca en su puesto y lugar, trabajando con ahínco, decisión y poder para adelantar la causa de Dios, manteniendo elevada la norma en la cual están inscriptas las palabras: "Los mandamientos de Dios y la fe de Jesús"...  

Podemos enseñar la Biblia aun muy celosamente, pero si no honramos la verdad haciendo esfuerzos proporcionales a su grandeza, nuestros conceptos acerca de Cristo no glorificarán al abnegado y sacrificado Redentor. Necesitamos a Cristo a cada momento. Es menester que contemplemos y estudiemos su carácter. 

¿Qué haría Cristo si estuviera en mi lugar?, ha de ser la medida de nuestro deber. Es posible predicar la Palabra y actuar directamente en el sentido opuesto a sus enseñanzas, mostrando en la vida familiar y laboral una forma de piedad carente de poder. En lo que concierne a Cristo no es suficiente tener vagas suposiciones. 

 Necesitamos un Cristo permanente. Necesitamos comer su Palabra. El es el Pan de Vida. 
 La Palabra revelada es nuestra fotografía de Jesús. El mundo sólo puede ser expulsado del alma llenando a ésta de Cristo. Así como la vida del cuerpo se produce por los alimentos temporales que se ingieren, la vida del alma, por los alimentos espirituales. El que quiera tener una vigorosa vida espiritual debe comer la carne y beber la sangre del Hijo de Dios. Cristo asevera: "Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás...

 El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero. Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, en mí permanece, y yo en él. Como me envió el Padre viviente, y yo vivo por el Padre, asimismo el que come él también vivirá por mí". (Juan 6:35, 54-57). 

Oh, que los obreros en cada rama del servicio de Dios coman de las hojas del árbol de la vida, que son para la sanidad de las naciones. Pero no puedo escribir más ahora. Pronto trataré de escribir nuevamente. No pude dormir después de la una esta mañana. He tenido muchas cosas en que pensar. Hoy Willie y el Dr. [A. J.] Sanderson irán a San Francisco para asistir a una reunión de la Junta Directiva Médica, donde se resolverán algunos asuntos importantes, esperemos, conforme a la voluntad de Cristo. (Carta 125, del 1º de septiembre de 1901, dirigida al pastor S. N. Haskell y Sra., que estaban haciendo obra evangelizadora entre la gente de color en la ciudad de Nueva York). 
Alza tus Ojos de E. G. de White

jueves, 2 de agosto de 2012

242. “CRISTO MANTIENE ELEVADA LA NORMA”


Como le has dado potestad sobre toda carne, 
para que, dé vida eterna a todos los que le diste. 
 San Juan 17:2. 

Dios quiere que cada hombre estime a Cristo, que es el Autor y Consumador de nuestra fe. 
 Como cristianos debemos ejercitar en palabras y en acciones los nobles rasgos de carácter que moran en Jesucristo, como el más excelso don que pueda otorgarse al alma humana. 
¿Se apartará de la iniquidad todo el que mencione el nombre de Cristo? 
 El término empleado aquí no siempre significa las formas groseras de pecado. 
 Significa cada acción que no nos gustaría encontrar en el cielo. 

 De esas acciones hemos de alejarnos. No debemos practicarlas en esta vida, ni en la familia ni en la iglesia. Todos los que entren en el cielo donde está Jesús tendrán en esta vida las características que constituyen un cielo aquí abajo. Benditos y benéficos son los rayos de luz del Sol de Justicia que están ahora derramándose -luminosos y curativos- 
sobre todo el que abre las ventanas del alma hacia el Cielo.

Hay muchos que, aunque profesan ser cristianos, estropearían el cielo si fueran trasladados con el espíritu y el carácter que ahora poseen. Sus vidas están llenas de mundanalidad; sus temperamentos no están santificados; albergan prejuicios que nunca deberían existir; son totalmente humanos. 
 Una atmósfera tan diferente del carácter de Cristo ha rodeado al alma, que no podrían disfrutar el cambio de la tierra al cielo. Este mundo es nuestra escuela, donde hemos de ser probados y examinados para ver si nos convertimos en mayordomos de la gracia de Jesús. 
 El poder de ésta ha de obrar en los hijos de desobediencia hasta que Cristo mismo, 
la esperanza de gloria, se forme dentro. 
 
Antes que podamos ver el cielo deberemos revelar que estamos convertidos, que hemos nacido de nuevo. ¿Comenzaremos ahora a esforzarnos como humildes aprendices de Jesucristo? 
¡Oh, cuán infinitos son su amor y gracia! ¡Cuán superior a todo precio es el amor que El mostró por el hombre caído! Cristo, porque nos ama, mantiene elevada la norma, y tomará nuestras inclinaciones 
y las hará semejantes a las suyas... 

Por medio de la fe todos pueden recibir mucho si abren hacia lo alto las ventanas del alma para dejar que el Sol de Justicia brille en ella, y cierran sus ventanas a la tierra, a las nieblas y miasmas de la atmósfera terrenal...  Hemos de aceptar los métodos y las obras de Dios, no importa por medio de quién los envíe. Hemos de seguir humildemente en la senda del Señor. La manera de testificar al mundo que somos seguidores de Cristo es manifestar amor desinteresado los unos por los otros, no procurando la supremacía... Oh, que el Señor impresione a su pueblo de tal manera que pueda contemplar su gloria y exclamar: ¡He visto al Rey, al Señor de los Ejércitos! 
(Manuscrito 31, 1903, "Acerca de la firma de contratos"). 
Alza tus Ojos de E. G. de White

241. “CRISTO, LA ESCALERA”


Se juntan contra la vida del justo, 
y condenan la sangre inocente. 
 Mas Jehová me ha sido por refugio, 
y mi Dios por roca de mi confianza. 
Sal. 94:21,22.

Firmemente clavada en la tierra, y extendiéndose hacia el cielo, hasta el trono de Dios, hay una escalera de refulgente esplendor. El Señor está en el extremo de ésta y su luz brilla en toda su longitud. Esta escalera es Cristo. Con cada peldaño que suben, se están aproximando paso a paso al compañerismo con los sufrimientos de Cristo y se están moldeando a la semejanza divina. 
 Los ángeles de Dios están constantemente ascendiendo y descendiendo por esta gloriosa escalera. Ellos no les permitirán caer si mantienen su vista fija en la gloria de Dios, que está en el extremo de la misma. Algunos están tratando de asirse del último peldaño, sin comenzar por el primero...

Satanás está procurando arrojar su sombra infernal a lo largo del sendero para obstaculizar su viaje rumbo al cielo. Actúen como si tuvieran dentro de ustedes el poder de lo alto, de modo que en el nombre de Jesucristo de Nazaret puedan resistir el poder que está trabajando intensamente desde abajo. Tener en el corazón el espíritu dulce y tierno de Jesucristo es más importante que cualquier monto de autosuficiencia y ensalzamiento propio, que los separan de Cristo. 

El enseña a la humanidad a no ser nunca autosuficiente. Dice: "Aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas" (Mat. 11:29). Aprendan del que fue manso y humilde de corazón; del que prometió: "Hallaréis descanso para vuestras almas". 
 Esta maravillosa experiencia será realidad, y podrán decir "¡Lo conozco a El! ¡Lo conozco! 
 Lo he probado; lo he probado, y nunca me ha fallado"...

Si elevan sus peticiones a Dios, El asegura que los oye. ¿Qué evidencias tienen? ¿Se sienten mejor que antes? ¿Piensan y examinan sus sentimientos para ver si ha ocurrido un gran cambio interior? Deben avanzar apoyados en la Palabra de Dios y seguir derecho hacia adelante, sabiendo que El responde sus oraciones porque ha prometido dar, si ustedes lo piden. Ejercitando así la fe logran respuestas a sus peticiones. A medida que trabajen para contestar sus propias oraciones, descubrirán que el Señor se les revela como no lo hace con el mundo... 

Comiencen ahora a ascender más y más arriba. Valoren las cosas celestiales por encima de las atracciones y los móviles terrenales. . . Aprendan a orar; aprendan a dar un testimonio claro e inteligente, y Dios será glorificado en ustedes. Si confían en El, si le encomiendan el cuidado de sus almas como a un fiel Creador, tendrán la dulce seguridad de su amor. 
(Manuscrito 85, del 30 de agosto de 1901, "Los maestros tienen un Cristo permanente", tema presentado en una convención de maestros de escuela primaria en Healdsburg, California). 
Alza tus Ojos de E. G. de White