jueves, 31 de mayo de 2012

232. “EDIFIQUEN SOBRE LA ROCA”


Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo. 1 Cor. 3:11.

Muchos profesos seguidores de Cristo no tienen los ojos puestos únicamente en la gloria de Dios. Tienen sus propias ideas y normas, y mantienen éstas ante ellos en vez de la norma de la Palabra de Dios.Necesitamos una religión pura y sin mancha. Es menester que imploremos por la justicia que llega al alma verdaderamente convertida, que acepta la vida del Redentor como su ejemplo.  

No pensemos que podemos pasar por este mundo haciendo lo que nos place, y no obstante ser aceptados por Dios como seguidores de su Hijo. Las puertas de la ciudad de Dios no se abrirán para los que no han levantado la cruz y seguido a Cristo en renunciamiento y abnegación. Si alguna vez hemos de tomar posesión del reino de gloria, debemos aceptar por fe los méritos de Jesucristo: debemos ser partícipes de su naturaleza, y vencer por medio de su gracia...

Algunos que sufren privaciones y desánimo pueden sentir que la suya es una triste suerte. 
 Los tales recuerden que Cristo gustó experiencias similares. El sabía que existían la pobreza y las penurias. El los invita a creer en su amor y a seguir en sus pisadas. Obrará por medio de los que tienen medios, para que provean a quienes necesitan...

Hay un mundo que salvar. ¿Qué están haciendo ustedes para colaborar con Cristo? 
¿Están procurando llegar a los que están afligidos, los que sufren y necesitan ayuda? ¿Están aprovechando sus oportunidades, ventajas y recursos para ganar almas para Cristo? Pueden decir: "Yo no soy ministro, y por consiguiente no puedo predicar la verdad". Puede ser que no lo sean en el sentido generalmente aceptado de la palabra; puede ser que nunca se los llame para estar en el púlpito, sin embargo, pueden ser ministros de Cristo si tienen sus ojos abiertos a las oportunidades que se presentan para decir una palabra a esta y aquella alma. Dios hablará por medio de ustedes para guiarlas a Cristo...

Muchos hemos descuidado el estudio de las Escrituras. Hemos fracasado en desarrollar el tipo de caracteres que Jesús puede usar. El Hijo de Dios abandonó las cortes de gloria y descendió a este mundo para participar de sus tentaciones y privaciones, para poder levantarnos y hacernos hijos e hijas de Dios. El nos llama individualmente para que comencemos la obra que se nos ha designado dondequiera nos hallemos. Hemos de velar por las almas, pues hemos de rendir cuentas. Debemos hacer todo lo posible para ministrar a las necesidades espirituales de la humanidad... 

Todos los días estamos edificando el carácter. Edifiquemos sobre la Roca, Cristo Jesús. 
 Este fundamento seguro permanecerá para cada uno de nosotros.
 (Manuscrito 85, del 21 de agosto de 1909, sermón predicado en Nevada, Iowa). 
Alza tus Ojos de E. G. de White


231. “SIGAN AL GRAN MAESTRO”


No entrará en ella ninguna cosa inmunda, o que hace abominación y mentira, sino solamente los que están inscritos en el libro de la vida del Cordero. Apoc. 21:27.

Esta mañana mi esperanza está en Cristo, mi Salvador. Oro pidiendo su Santo Espíritu todos los días, para que pueda glorificarlo con el corazón, la mente y las fuerzas en esta vida. Hemos de realizar la obra de Dios, no según nuestros propios planes, sino según el ejemplo que nos ha dado Jesús. Vino a nuestro mundo para realizar la tarea que su Padre le había asignado, de modo que pudiéramos instruirnos en la ciencia superior de un servicio genuino para el Maestro.  

Si practicamos las enseñanzas que nos dejó en su Palabra, estos principios se hacen carne en nuestra vida. Esto es lo que significa comer la carne de Cristo y beber su sangre. Diariamente hemos de prepararnos para la vida gloriosa, y cuando nos unamos con la familia de lo alto, no se nos darán lecciones nuevas, sino la continuación de las que Cristo dio a sus discípulos cuando estuvo aquí...

Nunca hemos de olvidar que somos espectáculo al mundo, a los ángeles y a los hombres. Hemos de trabajar con un sentido constante de nuestra obligación hacia Aquel que entregó su vida por nosotros... Así glorificaremos a nuestro Padre celestial; y cuando llegue el momento de deponer nuestra armadura, podremos decir con sinceridad que hemos concluido la obra que se nos había encomendado...

Cada talento y toda energía que poseemos han de ser considerados encargos sagrados, para revelar el poder de la gracia salvadora. Hagamos día tras día una obra buena para Dios. Así nos prepararemos para las mansiones que Cristo fue a preparar para los que le aman... Estas mansiones son para quienes acepten la invitación: "Venid a mí. . . y yo os haré descansar" (Mat. 11:28).

Posiblemente éste sea el más alto conocimiento que podamos obtener, pero los que rechazan a Cristo nunca lo entenderán. La Palabra de Dios, estudiada y obedecida, capacita a los hombres y las mujeres para su admisión al cielo. Los que están luchando para ser verdaderos cristianos poseen la constante protección de los ángeles, puesto que son obreros juntamente con Dios, y trabajan para glorificarlo en el mundo. 

 Permanentemente debemos manifestar los atributos de Dios que Cristo reveló cuando estuvo en el mundo... Cada día hemos de asemejarnos más a Jesús, y aprender de la mansedumbre y humildad de Aquel que, aunque era el unigénito Hijo de Dios, descendió a este mundo como nuestro Redentor y ofreció su vida para pagar la pena del pecado. Aunque ocultó su divinidad bajo el manto de la humanidad, era el poderoso Abogado, el Príncipe de Paz. Su vida estaba llena de compasión y amor, bondad, amabilidad y benevolencia. Reveló la ciencia de la vida eterna; la ciencia que debemos incluir en todos nuestros esfuerzos. (Manuscrito 83, del 20 de agosto de 1904, 
"Revelemos a Cristo ante el mundo"). Alza tus Ojos de E. G. de White

miércoles, 30 de mayo de 2012

230. “SEAMOS VENCEDORES AQUÍ”


El que venciere heredará todas las cosas, 
y yo seré su Dios, y él será mi hijo.
 Apoc. 21:7.

Si quitamos la vista del yo y mantenemos una correcta relación con Dios, manifestaremos una paciencia y una amabilidad que nos convertirán en una bendición para todos aquellos con quienes nos relacionemos. Necesitamos mantener una buena comunicación con el Señor, pues no estamos seguros a menos que nos coloquemos bajo el amplio escudo de la Omnipotencia. Sólo allí puede realizar el Señor, por medio de nosotros, el querer y el hacer su buena voluntad, en tanto obramos nuestra salvación con temor y temblor...

Muchos necesitamos una comprensión más clara de lo que significa ser vencedor por la sangre del Cordero y por la palabra de nuestro testimonio. Es menester que aprendamos, a medida que progresemos en el conocimiento del Señor, que su salida está preparada como la mañana. 
 Ustedes han observado la salida del sol y su gradual amanecer sobre la tierra. Poco a poco la claridad aumenta, hasta que el sol aparece. Luego, creciendo constantemente, haciéndose cada vez más fuerte, se intensifica hasta que tenemos la gloria plena del día. Esta preparación de la mañana constituye una hermosa ilustración de lo que Dios desea hacer por nosotros en cuanto al perfeccionamiento de nuestra experiencia cristiana. No podemos realizar una obra casual en este mundo. Estamos procurando una vida que se mida con la vida de Dios. Y no podemos cometer errores que darán a otros un mal ejemplo.

Es necesario que mantengamos siempre ante nosotros el rumbo que Cristo siguió. Fue un camino victorioso. Cuando el diablo vino a El en el desierto pidiéndole que ordenara a las piedras que se hicieran pan para poder saciar su hambre, el Salvador, aunque desfalleciente por la falta de alimentos, se negó a llevar a cabo su sugerencia. . . Era disposición de Dios que El pasara por esa experiencia, para que pudiera conmoverse ante los sentimientos del hambriento y supiera compadecerse de los que estaban sufriendo y padeciendo necesidades... 

Así como el enemigo trabajó para derrotar al Salvador, trabajará hoy con la familia humana. Pero en todo momento de tribulación y dificultad recuerden que Cristo gustó experiencias similares y salió de cada prueba sin mancha de pecado en su carácter. Vino a demostrar lo que cada miembro de la humanidad puede llegar a ser por medio de su gracia. El comprende cada contrariedad que debemos enfrentar y está listo para fortalecer a los que luchan junto a El contra los poderes del mal. Quiere oír y responder sus oraciones. Cuando hayamos ganado el cielo y atravesemos las puertas de la ciudad de Dios para escuchar las palabras: "Bien, buen siervo y fiel, entra en el gozo de tu Señor", cuán insignificantes nos parecerán las pruebas y dificultades que estorbaron nuestro sendero aquí.  (Manuscrito 17, del 19 de agosto de 1911, sermón predicado en Long Beach, California). 
Alza tus Ojos de E. G. de White

229. “LA FE QUE DISTINGUE”


Entonces os volveréis, y discerniréis la diferencia entre el justo 
y el malo, entre el que sirve a Dios y el que no le sirve. Mal. 3:18.

Ahora debe ejercitarse constantemente una fe poderosa. Un poder que despierte debe revelarse en cada creyente. No debemos actuar más como pecadores, sino que como cristianos deberíamos estar revelando una fe viva y salvadora. Esta fe viva en Cristo Jesús producirá frutos. Habrá una santa y firme entrega a Dios. Obrando con la vista puesta únicamente en su gloria seremos guardados en medio de los peligros de los últimos días. ¿Qué ha sostenido a los cristianos de todos los tiempos, en medio de los reproches, las tentaciones y los sufrimientos? Una fe pura y confiada, ejercitada permanentemente para comprender cuál es la verdad que santifica al receptor, y encargar la custodia del alma a Dios bajo cualquiera y toda circunstancia, como a Alguien que ellos sabían no traicionaría su confianza. Nuestro Creador guardará aquel día a quien se someta a Él.

Cristo, por medio de su sacrificio para salvar a los pecadores, dio evidencias de su gran amor por el alma humana. Entregó su vida para asegurar nuestra salvación. Cómo insultan muchos al Salvador, engañados por las tentaciones de Satanás, al abusar de sus privilegios, al negarse a reconocer su amoroso interés en ellos. No obstante, El, su Creador y Redentor, tolera con paciencia el persistente menosprecio de sus misericordias. Como este asunto se presenta cada día con insistencia a mi mente, estoy tan asombrada que no puedo conservar mi paz. Anhelo llegar a los pecadores y clamar: "Volveos, volveos de vuestros malos caminos; ¿por qué moriréis, oh casa de Israel?" (Eze. 33:11).

Cristo con su propia sangre compró a toda la familia humana. Somos su posesión adquirida por precio. Desea que los que declaran creer en El reciban su poder, para que en esta generación maligna y perversa puedan ser hijos de Dios, y para que puedan revelar -a un mundo fascinado y corrompido por Satanás- que Dios es amor y que existe una diferencia clara y notoria entre el que sirve a Dios y el que [no] le sirve. El Señor conoce a los suyos...  

La línea divisoria entre el que sirve a Dios y el que no le sirve se está haciendo más y más marcada. Así es como el Señor se propone que sea. Una fe enérgica y viviente distingue al pueblo de Dios de los pecadores, quienes por rechazar a Cristo dan continuamente al mundo un testimonio palpable: 
"No permitiré que ese hombre Cristo Jesús me gobierne. No comeré ni beberé para la gloria de Dios, sino que seguiré mis inclinaciones, comiendo y bebiendo como me plazca. No llevaré el yugo de Cristo; no aprenderé sus enseñanzas de mansedumbre y humildad de corazón; haré mi voluntad y viviré en este mundo una vida de placeres" 
(Carta 131, del 18 de agosto de 1902, 
dirigida a Emma White). 
Alza tus Ojos de E. G. de White

martes, 15 de mayo de 2012

228. “USE EL TALENTO DE LA INFLUENCIA”


Porque ninguno de vosotros vive para sí, y ninguno muere para sí. Rom. 14:7.

Los seres humanos están constantemente tentados a considerar que cualquier influencia que hayan obtenido es el resultado de algo valioso que hay en ellos mismos. El Señor no obra con ellos, puesto que no dará a ningún ser humano la gloria que pertenece a su nombre. Dios pondrá a cada uno bajo su supervisión para que reconozca que al Señor pertenece toda la gloria de su éxito. Si hacen esto, crecerán en conocimiento y sabiduría. . .

Si el obrero humano anda en total humildad de pensamiento, mirando a Dios, confiando en El, obrando su propia salvación con temor y temblor, el Señor cooperará con él. Concederá su sabiduría, su poder divino a cada uno que esté empeñado en su servicio. Hace de su siervo humilde y confiado su representante; el que no se ensalzará a sí mismo ni se tendrá en más elevado concepto del que deba. La vida del tal estará dedicada a Dios como un sacrificio vivo, y El aceptará esa vida, la usará y la sostendrá. . .

Nuestra vida no nos pertenece. Es de Cristo. Todo es suyo, y nosotros hemos de emplear nuestras facultades en hacer la voluntad de Dios. Vele y ore, use y sea usado en hacer la voluntad de Dios de todo corazón. Lleve cada talento que le ha sido encomendado, como un tesoro sagrado, para ser empleado en impartir a otros el conocimiento y la gracia recibidos. Así satisfará el propósito por el cual Dios se lo dio. . .

Nehemías, después de ganar una influencia tan grande sobre el monarca [persa] en cuya corte vivió, y sobre su pueblo en Jerusalén, en vez de adjudicar la alabanza a sus propios y excelentes rasgos de carácter y a su notable aptitud y energía, presentó el asunto simplemente como era. Declaró que su éxito se debía a que la competente mano de Dios descansaba sobre él. Tenía en estima la verdad de que Dios era su salvaguarda en toda posición de influencia. Por cada rasgo de su carácter, gracias al cual obtenía favor, alababa el poder activo de Dios. . . y El le daba sabiduría porque no se exaltaba a sí mismo. El Señor le enseñó a usar los dones que le habían sido confiados para que de ellos obtuviera el mejor provecho y, bajo la supervisión divina, estos talentos ganaron otros. 

Cada pizca de influencia ha de ser apreciada como un don de Dios. El ojo de la mente ha de estar fijo sólo en la gloria del Señor. Entonces el sentido de la responsabilidad aumentará. Nuestros talentos serán dados a los banqueros para que sean incrementados y se dupliquen. Hay cientos de hombres y mujeres, quienes, si tuvieran una adecuada apreciación del encargo celestial, irían diligente y fervientemente a trabajar para utilizar lo que poseen. 
(Carta 83, del 17 de agosto de 1898, 
enviada a un ministro, dirigente en Australia). 
Alza tus Ojos de E. G. de White

lunes, 14 de mayo de 2012

227. “SOMOS REPRESENTANTES DE CRISTO”


Amados, no os sorprendáis del fuego de prueba que os ha sobrevenido, 
como si alguna cosa extraña os aconteciese. 1 Ped. 4:12.

Nuestra experiencia diaria con Cristo debería ser del más alto valor para nosotros. Tenemos que desempeñar un papel individual en su servicio. Nuestro bendito Salvador nos ha dado. . . preciosas promesas para nuestro aliento. El desea que sepamos que está vigilando sobre nosotros, y que nos hará saber qué espera que hagamos. Si el enemigo viene a nosotros en la mañana, o durante el día, y nos trae molestias, recordemos estas valiosas promesas y no permitamos que nos irriten. Recordemos que somos representantes de Cristo y que no debemos, ni en palabras ni en hechos, ofendernos unos a otros.

¿Piensan ustedes que no surgirá ninguna tribulación? 
 Ciertamente habrá pruebas. 

 Si no las hubiera, podrían regocijarse de que no hay demonio alguno capaz de tentarlos. 
 Pero tendrán tentaciones hasta el mismo fin del tiempo. Por consiguiente, es menester que se mantengan en estrecho compañerismo con Cristo. Sus ángeles están encargados de custodiarlos. Han sido designados como los guardianes de ustedes. Si alguien dice algo con la intención de provocarlos, recuerden que en ese momento el silencio es elocuencia. 

 No Respondan como para desquitarse. Es mejor no decir nada que hablar imprudentemente. Tendremos nuestras batallas que pelear, aunque el carácter de estas luchas podrá variar según nuestra disposición y experiencia.

Regocijémonos de que Jesucristo haya hecho posible que nos aferremos de la Divinidad. Cuando nos sintamos excesivamente afligidos, recordemos que hay un ángel celestial a nuestro lado. Este pensamiento nos ayudará a honrar a Cristo, el que posibilitó que seamos hijos e hijas de Dios.

 A menos que estemos constantemente en guardia seremos tomados desprevenidos, 
y hablaremos precipitadamente

Puede entonces resultar imposible para nosotros quitar la impresión de las mentes de aquellos a quienes hemos hablado, pues algunos no desean deshacerse de tales impresiones. Parece que se deleitaran en albergar lo malo. No les demos ocasión alguna para ofenderse, cuidando nuestras palabras para que estén en armonía con las instrucciones que el Salvador nos ha proporcionado.

A medida que entremos en contacto con temperamentos variados, encontraremos indudablemente grandes motivos para expresarnos con dureza. Pero recuerden en esos momentos que el silencio es elocuencia. Si se abstienen de tomar represalias cuando otros los provoquen, los sorprenderán. 
 Y, si reiteradamente conservan la dignidad ante la provocación, comprenderán que están relacionados con el poder que viene de lo alto. Este proceder honra a Dios, quien dio a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en El crea no se pierda, mas tenga vida eterna.
(Manuscrito 55, del 16 de agosto de 1909, "Enseñanzas del Sermón del Monte", discurso dado en un culto matutino en el Sanatorio de Madison, Wisconsin).  Alza tus Ojos de E. G. de White