lunes, 2 de abril de 2018

262. “UN MENSAJE PARA EL MUNDO”


Escribe las cosas que has visto, y las que son, y las que han de ser después de estas. Apoc. 1:19.

 Cada aspecto del mensaje del tercer ángel ha de ser proclamado en todas partes del mundo. 
 Esta obra es mucho más importante de lo que muchos creen. 

 Nuestros proyectos misioneros constituyen el único gran motivo 
que exige nuestra atención indivisa en este tiempo. 
 "Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura". Marcos 16:15. 
Para realizar esta obra hemos de ejercitarnos en la sencillez. Este es un mensaje de prueba. Admitido en corazones honestos, resultará ser un antídoto para todos los pecados y pesares del mundo. Ninguna condición de clima, de pobreza, de ignorancia o de prejuicio puede impedir su eficiencia, 
o disminuir su adaptabilidad a las necesidades de la humanidad.

La proclamación del gran mensaje evangélico es tarea de los discípulos de Cristo. Algunos trabajarán por esto de una manera, y otros llevarán a cabo otro aspecto de la obra, según el Señor los llame y dirija individualmente. 

No todos tienen el mismo lineamiento de trabajo, pero todos pueden unirse en sus esfuerzos. 
La Palabra del Dios vivo debe proclamarse en toda la tierra. El Evangelio ha de exponerse con gran poder, señalado por manifestaciones prácticas del Espíritu de Dios. Nuestros obreros han de ser medios vivientes para revelar el propósito de Dios al llamarlos a su obra.

 La palabra del Evangelio glorioso ha de ser predicada en su alcance divino. De viva voz y por hechos amables y compasivos hemos de ejemplificar los principios del Evangelio... 

La verdad puede progresar por medio de las obras de caridad, ayudando a los indoctos, a los enfermos, a los hambrientos y a los desvalidos. Pero nuestra labor no debe limitarse a los extraños. Debe penetrar completamente en los caminos principales y secundarios...

Que las iglesias sean purificadas de su egoísmo y de su orgullo, y obtengan una experiencia al unirse unos con otros para alentar el corazón de quienes vacilan y recobrar a los que están en la neblina y bruma de la incredulidad. Todos han de oír el último mensaje de amonestación. 

 Las profecías que se encuentran en el libro de Apocalipsis,
 en los capítulos 12 y 18, se están cumpliendo. 
 En el capítulo 18 se registra el último llamado a las iglesias. Este ha de ser dado ahora. 

 En el capítulo 19 se describe el tiempo cuando la bestia y el falso profeta son tomados y arrojados en el lago de fuego. El dragón, que fue el instigador de la gran rebelión contra el cielo, es atado, y lanzado en el profundo abismo durante mil años.

Luego sigue la resurrección de los impíos y la destrucción de Satanás junto con ellos, la victoria final y el reinado de Cristo en esta tierra. (Manuscrito 75, del 20 de septiembre de 1906, "Una advertencia en relación con las grandes inversiones para la producción de alimentos"). 276

261. “TENGA FE EN DIOS”


 Jehová está conmigo; no temeré lo que me pueda hacer el hombre. Sal. 118:6.

Querido hermano:. . . Sé que Ud. a menudo se siente tentado y atribulado. Sé que el Señor no lo dejará solo en la lucha con las pruebas. Solamente crea que Jesús es su Ayudador en momentos de prueba. Por alguna razón, hoy me parece que debo verlo e invitarlo a que mire a lo alto; sí, eleve su vista a través de las nubes hacia el Sol de justicia. 

Ud. debe estar agobiado. Es el desánimo deprimente lo que está debilitando sus energías vitales. Debe mantener el buen ánimo aunque esté desilusionado de los hombres.
Jesús comprende, El es fiel y su Salvador. 
 Sólo un corto tiempo de prueba, un momento de aflicción, 
luego el eterno peso de gloria. 

Le escribo como lo haría a mis propios hijos. Ud. está donde Dios quiere que esté. Le digo, hermano mío, no hay ningún error en esto. Sé de qué hablo. Sea fiel a Dios y realice con lealtad la obra que El le ha dado. Dios vive y reina. Tenemos un Salvador vivo y sublime. El cuida de Ud. El poderoso y excelso Salvador que guió los ejércitos de la hueste hebrea es su Dios. Ud. sólo tiene que confiar en El como un niño confía en sus padres.

 Obedezca sólo a El, y aunque su confianza en los hombres y las mujeres haya sido defraudada, su confianza en Dios puede ser firme y constante. El nunca ha fallado ni lo ha engañado. Será su guía y libertador en las circunstancias más difíciles. Estará a su diestra. Estamos en todo momento rodeados por su poder y su presencia tan ciertamente como lo estuvieron los israelitas en medio del mar partido en dos. 

La más profunda y genuina filosofía de la vida es que estemos en la más íntima relación con Dios. 
 El le está dando una experiencia, y si Ud. no se lamenta en exceso y no se siente tan apenado, obtendrá fortaleza física. Pero el dolor, la disensión y la falsedad son para Ud. una muerte en vida. Pero debe, con fe, encomendar su caso a Dios. La verdad triunfará y Ud. triunfará con ella. 

Manténgase firmemente aferrado a Jesús. Eleve su mirada al refugio de sosiego y al hogar de los bienaventurados. Guarde su alma en el amor de Dios, suceda lo que suceda, y crecerá espiritualmente en fortaleza. Cristo es su amoroso Amigo, El tomará su mano y lo ayudará en todo lugar duro y difícil. 

Un agradecido, confiado y habitual reconocimiento a Dios fundamenta toda conducta correcta, todo carácter genuino. Nunca debe perder su confianza en el Señor. Sería menos pecaminoso, menos irracional olvidarse de todo amigo humano que olvidarse de Dios.  

 Sé que ama al Señor, y sé que tratará de servirlo con toda sinceridad, con toda fidelidad, y nunca nadie podrá hacerle sentir miedo o vergüenza por ser conocido como siervo del Dios Altísimo. Que el Señor lo bendiga, es la oración de [firmado] Elena G. de White (Carta, 22, del 19 de septiembre de 1886, dirigida al Dr. J. S. Gibbs, médico en el Retiro Rural de Salud, en Santa Elena, California). 275

260. “EL MIEMBRO QUE TRABAJA”


"Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un 
cada vez más excelente y eterno peso de gloria". 2 Cor. 4:17.

Es el más solemne privilegio representar ante el mundo el carácter de Cristo. Dondequiera que esto se haga, y quienquiera lo realice, se siembra la semilla para vida eterna. Cualquier cosa que vean que otros hacen y que el juicio de ustedes condena como impropio de un cristiano, asegúrense de no hacer nunca ustedes las mismas cosas. 

 No aflijan el corazón de Jesús, que cargó sus pecados y llevó sus penas. Sirvan a Dios con mansedumbre y humildad de corazón. El Señor los ama, y en tanto sigan en las huellas de Jesús, andarán seguros. 

 Es fundamental que toda alma que profesa el nombre de Cristo haga senderos rectos para sus pies. ¿Por qué? No sea que el cojo se desvíe del camino. 

Es terrible, muy terrible dar a un alma un mal ejemplo y conducirla por el rumbo equivocado a causa de la forma en que ustedes andan. Pronto estaremos delante del trono de juicio de Cristo, no para que nuestros casos sean decididos, pues esto ya se habrá hecho antes. 

El Juez se sienta, los libros se abren, y se revela lo que cada hombre recibe de acuerdo con lo que haya hecho, ya sea bueno o malo. Colmen sus vidas de toda buena obra posible. . . 
Jesús es rico en gracia. Obtengan, obtengan constantemente de El, pues pueden tener valiosas provisiones. 

El demonio de la herejía ha trazado un plan para el mundo, y ha resuelto poseerlo para su reino. Muchos son los que se hallan en su ejército. Están disfrazados, son sutiles y perseverantes. Rechazan toda influencia divina y emplean todo medio con el fin de maquinar la ruina de aun una sola alma.

 Poseen un ahínco, tacto y habilidad que es maravilloso, 
y se abren camino en toda brecha nueva 
donde el estandarte de la verdad es ensalzado. 
¿Qué harán los obreros que trabajan unidos a Dios? 
¿En qué radica su aptitud y eficiencia? 

 Los que son obreros junto con Dios trabajarán en las filas de Cristo. Imbuidos del Espíritu Santo de Cristo, se elevarán a su verdadera dignidad y responsabilidad. 

 La iglesia no ha de cruzarse de brazos como muestra de seguridad, 
y decir: "Soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad".  

 Los seguidores de Cristo no deben confiar en las experiencias pasadas, 
y dejar de crecer hacia la perfección.
 Si así lo hicieren, la iglesia enfrentará la derrota y la ruina. 
¿De quién dependerá ella? Total y plenamente de Dios. 
(Carta 89, del 18 de septiembre de 1894, 
dirigida a Edson y Emma White). 274