domingo, 17 de julio de 2011

133. “CONSEJOS A LAS MUJERES”


Pero se salvará engendrando hijos, si permaneciera en fe, amor 
y santificación, con modestia. 1 Tim. 2:15.

Existe una elevada norma que alcanzar; no estamos realizando todo el avance que es nuestro privilegio y deber hacer. ¿Cómo es posible que usemos los talentos que Dios nos ha dado en asuntos temporales y no en su servicio? ¿No debiéramos tener un interés mayor en las cosas eternas que en las que conciernen a nuestras necesidades temporales?

Hemos escuchado el deseo de que los esposos y las familias vengan a la verdad. Esto es correcto, debiera ser un anhelo prominente. Pero, ¿cumplimos con todo nuestro deber? ¿Avanzamos todo lo que debiéramos? ¿No estamos quedándonos cortas en nuestro deber de progresar? No sean enanas espirituales. Nos agrada ver a los bebés y observar sus maneras infantiles, pero nos sentiríamos disgustadas si esa misma conducta continuara hasta que el niño tuviera dos años de edad.  
 Del mismo modo, el cristiano debe crecer. Confórmense a la imagen de Cristo, no se degraden. Siéntanse como si estuvieran ancladas en Cristo. Que haya solidez en las hermanas que viven solas. Eviten la frivolidad y manténganse constantemente en guardia.

Las ricas bendiciones del Cielo están dispuestas para ser derramadas como la lluvia sobre nosotras. No sean egoístas. Para muchas personas toda la religión se reduce a: Para mí y mi familia. 
 No están dispuestas a salir de su camino a fin de ayudar y bendecir a otros. En un caso tal, Dios no puede bendecirnos. El nos bendice cuando dejamos de lado el yo. 
 El desea separarnos de nosotras mismas. Todo lo que sembramos, cosecharemos. 
 Si siembran egoísmo, cosecharán egoísmo, es decir, lo tendrán pegado a ustedes. 
 Apartémonos del yo y hablemos de las misericordias y bendiciones de Dios.

Sientan todas las hermanas que si no tienen un esposo en el cual apoyarse, pueden descansar más plenamente en Dios. Cada una de nuestras hermanas puede ser una misericordia viviente y traer luz a las reuniones. ¿Actuamos como quienes han sido llamadas de las tinieblas a la luz admirable? 
¿O lo hacemos como si estuviéramos arrastrando un gran peso? 

 Debemos hablar de la luz, orar por la luz, y la luz vendrá. 
¡Si tan sólo las mujeres de la iglesia estuvieran dispuestas 
a mostrar que Dios puede trabajar a través de ellas! 
 Fue María la primera que predicó a Cristo resucitado. . . 
Las bendiciones más ricas aguardan a los que tienen los conflictos más duros, porque Cristo es una ayuda presente en los problemas. Pero debemos despojarnos del egoísmo; familiarizarnos con el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo, y así creceremos más y más a la semejanza de Cristo, hasta que la corona de la inmortalidad sea colocada en nuestras sienes.
 (Manuscrito 2, del 13 de mayo de 1884, 
"Un sermón predicado por Elena G. de White"). 
146 (Alza tus Ojos de E. G. de White)

132. “BUENOS HÁBITOS DE TRABAJO”


¿Has visto hombre solícito en su trabajo? 
 Delante de los reyes estará; 
no estará delante de los de baja condición. 
 Prov. 22:29.

Mi querido hijo Edson: Me temo que no siempre organizas sabiamente tu trabajo. A veces haces demasiado y luego permites que pasen horas preciosas sin ser aprovechadas, creando de esta manera la necesidad de un esfuerzo adicional posterior. Un trabajo temperante, perseverante y metódico logrará mucho más que lo que puede realizarse por esfuerzos esporádicos. . . El trabajo le fue asignado al hombre por su Creador. Dios proveyó de empleo a nuestros primeros padres en el santo Edén. Y desde la caída, el hombre ha sido un trabajador y ha comido el pan con el sudor de su frente. Cada hueso de su cuerpo, cada rasgo de su contextura, cada músculo de sus miembros evidencia la verdad de que ha sido hecho para la actividad, no para la pereza. . .

El fiel cumplimiento de los deberes de la vida, cualquiera sea tu posición, demanda el mejoramiento sabio de todos los talentos y habilidades que Dios te ha dado. Evita el estar siempre apurado, por lo menos cuando no realizas nada digno de esfuerzo. Estos esfuerzos infructuosos a menudo son el resultado de no realizar el trabajo a su debido tiempo. Cualquier cosa que por descuido no se realiza en el tiempo cuando debía ser hecha, ya sea en los asuntos seculares o en los religiosos, difícilmente se hacen bien. Muchos pueden aparentar estar trabajando diligentemente cada hora del día, y sin embargo no producir resultados que correspondan a sus esfuerzos. . .

Cuídate de no malgastar tu tiempo en insignificancias, y dejar de cumplir las tareas que son de real importancia. La iglesia y el mundo necesitan hombres calmos, bien equilibrados. Andar bien por algún tiempo no es suficiente. Una adhesión constante a un propósito garantizará que se alcancen los objetivos. A un hombre distinguido se le preguntó cierta vez cómo era posible que pudiera realizar tantas tareas. Su respuesta fue: "Hago una sola cosa a la vez". . .

Enrique Martyn, como hombre tanto como misionero, dependió notablemente de sus hábitos de regularidad. Los cumplió en tal grado que en la universidad fue conocido como el estudiante que nunca perdía una hora. . . Cuántos jóvenes que podrían haber llegado a ser hombres de utilidad y autoridad, fracasaron porque en su vida temprana contrajeron hábitos de indecisión que luego siguieron a través de la vida para estropear todos sus esfuerzos. De vez en cuando se sienten llenos de un súbito celo por hacer alguna cosa grande, pero dejan su obra a medio terminar y nunca llegan a nada. Una paciente perseverancia en el bien hacer es indispensable para el éxito.  
Mi querido hijo, sé concienzudo en todo lo que emprendas, descansa constantemente en tu Salvador, vé a El en busca de sabiduría, de valor, de firmeza de propósitos y para todo cuando necesites. 
 Que el Señor te bendiga, es la oración de tu madre.
 (Carta 3, del 12 de mayo de 1877, 
dirigida a su hijo Edson, de 27 años de edad). 
145 (Alza tus Ojos de E. G. de White)


131. "SIGAN AL GRAN EJEMPLO"


Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí. Juan 14:6.

Al describir su misión terrenal, Jesús declaró: "El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos; a predicar el año agradable del Señor" (Luc. 4:18,19). ¿Somos tan semejantes a Cristo como para que podamos representar su obra y seguir su ejemplo? Su obra dio testimonio de su misión, mostrando que era de origen divino. En cada uno de sus actos y de sus palabras se revelaba la más tierna compasión, amor y misericordia. Los más pobres y los más humildes no sentían temor de acercarse a El. 
 Siempre notaba la presencia de los niñitos y éstos se sentían atraídos hacia El.

Las palabras de nuestro Salvador son claras y definidas. No suprimió una sola palabra de verdad, pero la expresó con fervor convincente. Y mientras hablaba, los abatidos se le acercaban y eran henchidos de esperanza y valor. Era el Príncipe del cielo. Nunca dijo una palabra que pudiera ocasionar una pena innecesaria a un alma temblorosa y sensible. Contemplando con tristeza a los que lo rechazaban y despreciaban sus palabras, dijo: "No queréis venir a mí para que tengáis vida" (Juan 5: 40).

Cristo es el Camino, la Verdad y la Vida. Su vida sobre esta tierra fue una vida de abnegación. Consoló y animó a todos los que se le acercaron en busca de alivio, porque todos eran preciosos a su vista. Siempre se condujo con dignidad divina, y sin embargo se inclinó con tierna consideración hacia cada miembro de la familia del Señor. Vino a colocarse a la cabeza de la humanidad, para dar el poder de llegar a ser hijos e hijas de Dios a todos los que creen en El.  

 Tal es el ejemplo que nosotros debemos seguir. Si lo hiciéramos, el enemigo no recibiría tanta atención y honor como recibe ahora de parte de los que profesan ser seguidores de Cristo, pero que en realidad están siguiendo los engaños satánicos. Dios envió a su Hijo para que aquellos que creen en El no perezcan sino tengan vida eterna. Sus seguidores deben mostrar la honestidad, la justicia e integridad más estrictas en cada una de sus transacciones. Permitan que comience una sincera obra en ustedes, mediante una reconversión y una transformación del carácter.
(Manuscrito 53, del 11 de mayo de 1905, "Hasta setenta veces siete"). 144 
(Alza tus Ojos de E. G. de White)

130. “ACEPTEN LO QUE CRISTO DICE”


Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene, no le echo fuera. Juan 6:37.

Todo lo que Jesús les pide es que acepten la verdad del Evangelio tal como está escrita. 
 Sus requerimientos son sencillos y precisos. Todo lo que Dios pide de ustedes es que crean su palabra, que acepten el "así dijo el Señor". Los requerimientos de Dios son sus comunicaciones a la familia humana. Les habla como a instrumentos inteligentes y capaces de razonar, responsables de rendirle el fruto de la justicia. . . ¿Tomarán ustedes la Palabra de Dios tal como está escrita?
 Como instrumentos responsables, ¿buscarán comprender su responsabilidad ante Dios? 
 El es el soberano del mundo. Ha confiado a los seres humanos dones sagrados y los ha dotado con preciosas facultades. Son responsables ante El por el uso correcto de estos dones.

"El Evangelio es una revelación de misericordia y salvación. Si los hombres no fueran pecadores, el llamado: "Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado" (Mat 3: 2), no los alcanzaría. 
 Si no fueran culpables, no necesitarían de un Salvador".

Solamente tenemos que ir a El, aceptando la invitación. "Si alguno tiene sed, venga a mí y beba" (Juan 7: 37). "Y al que a mí viene, no le echo fuera" (Juan 6: 37). Cada ser humano, al leer estas palabras, debiera sentir que está pisando suelo santo. Recuerden que la vida del unigénito Hijo de Dios fue ofrecida por ustedes. Mientras el Espíritu Santo impresionaba las palabras de Cristo sobre el corazón y la mente, el hombre debe sentir que está en la presencia de una bondad superior, que supera en forma inconmensurable cualquier cosa que la tierra pueda ofrecer. Debe sentir que está ocupando terreno santo, porque está cerca de la Fuente viviente de misericordia y amor.

Jehová le dijo a Moisés: "YO SOY EL QUE SOY" (Exo. 3:14). Cristo declaró: "Antes que Abrahán fuese, yo soy" (Juan 8: 58). Mediante esta declaración, dejó abiertos los recursos de perdón para la raza culpable. El es la Palabra, consciente del poder que tiene para tomar su vida o deponerla según lo elija, a fin de asegurar la salvación a los que han caído bajo las falsedades e intrigas de Satanás. . . 

Habiendo traído al mundo los grandes tesoros del cielo, que pertenecen y fueron creados por el Dios eterno, Cristo puede dar a todos vida eterna. A todos los que creen en El como su Salvador personal, les dará un eterno peso de gloria. Se nos extiende la invitación: "Salid de en medio de ellos, y apartaos. . . y yo os recibiré, y seré para vosotros por Padre, y vosotros me seréis hijos e hijas, dice el Señor Todopoderoso" (2 Cor. 6: 17, 18).
(Carta 79, del 10 de mayo de 1900, dirigida a un amable hombre de negocios 
y a su esposa adventista). 143 (Alza tus Ojos de E. G. de White)

viernes, 15 de julio de 2011

129. "OREN POR EL ESPÍRITU SANTO"


Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, 
¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan? 
 Luc. 11:13.

Quienes inscriben sus nombres en los libros de la iglesia debieran hacerlo con una comprensión plena e inteligente de lo que involucre esta acción. Significa que se han comprometido solemnemente a servir a Dios. Significa que han sometido plenamente el yo, a fin de que Cristo pueda reinar en su lugar Significa que han abandonado sus ideas y prácticas acariciadas y han rendido su mente a la mente de Cristo. Significa que tienen el firme propósito de ser uno con Dios, uno con su pueblo; que se ejercitarán en la abnegación y el sacrificio para hacer avanzar los intereses de su reino; que se esforzarán para vencer todo aquello que obstaculice el crecimiento de la gracia.

El Señor no deja en tinieblas a ningún hombre que tenga oídos para oír y corazón para comprender. Tengamos todos siempre en vista la gloria de Dios. No se desorienten por las trampas del maligno. "Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga" (1 Cor. 10: 12). Que las advertencias que Dios ha dado en su Palabra sean proclamadas por los atalayas sobre los muros de Sión y escuchadas por cada alma que está en el servicio del Maestro.

Cada caso será juzgado; cada alma será probada. Pregúntese cada uno: "¿Soy un siervo infiel? 
 Por precepto y por ejemplo, ¿conduzco a otros por senderos equivocados?" Recuerden que su influencia afecta a otros para bien o para mal. Ruego a los miembros de cada iglesia que busquen ahora la mayor bendición que el Cielo puede otorgar, el Espíritu Santo. Si buscan con fe una medida mayor del Espíritu de Dios, estarán constantemente recibiéndola y comunicándola. Diariamente recibirán una provisión fresca, su experiencia cotidiana será enriquecida con la abundante corriente del amor. 

Delante de ustedes yacen vastos campos de verdad, vastas fuentes de poder. Que la oración diaria sea: "Quita de nosotros lo que quieras quitar, pero no nos prives de tu Santo Espíritu". Debemos tener el don del Espíritu Santo. La verdad de Dios es para nosotros. La religión de Jesucristo nunca desagrada al receptor sino que lo hace puro, de tal manera que pueda ver a Dios. Le da un intenso deseo de ser como Jesús, quien es el único totalmente amable, el señalado entre diez mil . . . 

¿Por qué no amarlo y prestarle un servicio indiviso? Como el pueblo de Dios en la antigüedad, nosotros también debiéramos estar preparados para marchar cuando la nube se levante y avance, y detenernos cuando la nube se pose en un cierto lugar. Nadie puede estarse quieto, sin avanzar. (Manuscrito 56, del 9 de mayo de 1902, "Escrito para nuestra admonición"). 142
(Alza tus Ojos de E. G. de White)

128. CUANDO SE COMETEN ERRORES*


Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, 
y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, 
y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar. Isa. 55:7.

Aunque un velo oculta el futuro, ustedes tienen el conocimiento de las misericordias del Señor en el pasado. No permitan que las dificultades los desanimen. Han pasado por tribulaciones y serán llamados a pasar a través de dificultades otra vez. Han tenido que vivir experiencias no del todo agradables, y esas experiencias pueden repetirse. Han sido tentados, y serán tentados nuevamente.

No conocemos lo que está delante de nosotros, pero sabemos que tenemos el privilegio de entregar nuestras almas a Dios como nuestro fiel Creador. Agradezcámosle por tener un refugio en la tribulación. Recordemos que Cristo es una ayuda presente en todo tiempo de necesidad.  
 Las promesas de la Palabra de Dios son ricas, plenas y gratuitas. Dios está con nosotros, cuida de nosotros. Dios se revela en Cristo. Nuestro Salvador es la imagen del Dios invisible. ¡Oh, cuán cerca del cielo podemos estar! "El que me ha visto a mí, ha visto al Padre" (Juan 14: 9) declaró Cristo.

No permitamos que nuestras transacciones mundanales absorban nuestras energías. No permitamos que nada ocupe el lugar que Dios debiera llenar. Necesitamos tener períodos de descanso: momentos separados para la meditación, la oración, y el refrigerio espiritual. Cristo anduvo haciendo bienes, sanando toda clase de enfermedad y perdonando todos los pecados, consolando a los tristes, desvaneciendo la tristeza mediante su presencia. Contemplémosle; es la misma compasión y benevolencia de Dios.

Busquemos al Señor. . . Nunca olviden que son hijos de Dios. Rehúsen preocuparse por lo que no pueden impedir. Si cometen errores, vayan al compasivo Salvador y pídanle perdón. 
 Díganle que desean hacer su voluntad. Sean corteses con Dios. 

 Recuerden que El cuida de ustedes y que será una ayuda presente en todo tiempo de necesidad. Sus "tiernas misericordias están sobre todas sus obras". Es nuestro privilegio abrir nuestros corazones y permitir que entre el Salvador. Alabémoslo por el resplandor de su presencia. 
 Llevemos la luz del sol de su amor sobre nuestros rostros e introduzcámosla en nuestras palabras. Entonces su gozo estará en nosotros, y nuestro gozo será completo. . . 

El aliento de la vida superior debe ser 
introducido en la obra de nuestra vida. 
 Este nos ligará el uno al otro y con Dios. 
 Es necesario que el amor de Cristo
 se introduzca en nuestra experiencia. 
 Entonces nos amaremos unos a otros como Cristo nos amó. 
(Carta 81, del 8 de mayo de 1903, dirigida al Dr. D. H. Kress, 
que era director del Sanatorio de Sidney, y a su esposa). 141
(Alza tus Ojos de E. G. de White)

127. CRISTO DEMANDA UNIDAD*


Para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste. Juan 17:21.

Todos necesitamos la ayuda que podemos recibir de otros. Dios obrará en otras mentes además de las nuestras. Los diversos dones entregados a diferentes individuos deben combinarse para "perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo" 
(Efe. 4:12). . . 

El Señor Jesús sanará nuestras flaquezas y debilidades. Somos pertenencia suya. Somos suyos por creación y por redención. Todos debemos estar unidos a El. Es la única Fuente de sanidad, Todo poder restaurador procede de El. Ha abierto una fuente "para los habitantes de Jerusalén, para la purificación del pecado y de la inmundicia" (Zac. 13:1). Extiende a cada uno la invitación a venir y ser sanado, a beber del agua de la vida. No confiemos en nosotros mismos, sino en Jesús.

Siempre habrá obstáculos delante de nosotros pero hemos de seguir a nuestro Líder y enfrentar nuestras dificultades en forma unida, tomados de la mano. Hay un solo camino al cielo. Debemos caminar en las huellas de Jesús, haciendo sus obras en la misma forma como El hizo las obras de su Padre. Debemos estudiar sus caminos, no los caminos del hombre; debemos obedecer su voluntad, no la nuestra; debemos caminar cuidadosamente. No se adelanten a Cristo. No hagan ningún movimiento sin consultar a si¡ Comandante. Pidan humildemente en oración y recibirán. El es "el camino, y la verdad, y la vida" (Juan 14:6).

Lean y estudien cuidadosamente la oración que Cristo elevó justamente antes de su enjuiciamiento, y que se registra en el capítulo 17 de San Juan. Sigan sus enseñanzas y obtendrán la unidad. Nuestra única esperanza de alcanzar el cielo está en ser uno con Cristo. Entonces, y a través de Cristo, lograremos la unidad. Ninguno es llamado a caminar solo. En Cristo salen a luz la vida y la inmortalidad. El abrió el camino al reino de los cielos a los que creen en El, pero no asigna a nadie un sendero diferente de aquel que todos deben transitar. Demanda unidad y debemos tener unidad.  

 Dios nos pide que sumerjamos nuestro yo en Cristo. Para el hombre natural esto no es fácil. Pero mediante el poder de la encarnación de Cristo -Dios manifestado en la carne- la fortaleza de Dios se revela en bondad y belleza. "A todos los que le recibieron. . .  les dio potestad de ser hechos hijos de Dios" (Juan 1:12).
 
Mediante este poder podemos vencer nuestras malas tendencias y modificar así nuestras disposiciones imperfectas, de tal manera que la voluntad de Dios pueda cumplirse en nosotros.
 (Carta 79, del 7 de mayo de 1903, dirigida a J. A. Burden, quien trabajaba en el Sanatorio de Australia y su esposa). 140 (Alza tus Ojos de E. G. de White)

126. ¿EN LA VERDAD O EL ERROR?


A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia. 
 Deut. 30:19.

Los que llevan adelante la obra de Dios deben permanecer firmes y constantes, como fieles centinelas en el ejército del Señor. Deben estar bajo la bandera manchada con sangre del Príncipe Emmanuel. Ha de darse a conocer la verdad para este tiempo. Debe proclamarse el último mensaje de misericordia. Los hombres y las mujeres deben despertar a fin de prepararse para los grandes acontecimientos que están delante de ellos. . .

La razón por la cual los hombres y las mujeres de hoy día no creen en la verdad, se debe a que ella condena las prácticas de su vida. Se dan cuenta de que demanda una reforma, y la combaten debido a que detestan la obra involucrada en la santificación. . . Aquel cuya conciencia es una guía segura no se detendrá a racionalizar cuando la luz de la Palabra de Dios brille sobre él. No se dejará guiar por consejos humanos. No permitirá que los negocios mundanales se interpongan en el camino de la obediencia. Al investigar la verdad, pondrá a un lado todo interés egoísta, y se aproximará a la Palabra de Dios como alguien cuyos intereses eternos están en la balanza.

Hay un bando de la verdad. El bando de Aquel que declaró: "He guardado los mandamientos de mi Padre" (Juan 15: 10). "La ley de Jehová es perfecta, que convierte el alma" (Sal. 19: 7). 
 Hay un bando del error: el bando de quien se rebeló en el cielo contra Dios, y fue expulsado de las cortes celestiales juntamente con sus simpatizantes. 

 Y de su acción podemos comprender que no importa cuán elevada sea la posición que un hombre ocupe en la iglesia o en el mundo, si es desleal a Dios, si acepta las leyes humanas en lugar de las leyes de Jehová, nunca podrá entrar en el cielo, porque está viviendo en directa oposición a Dios. 

 Recibirá un castigo que será proporcional al poder de la influencia que ejerció en el bando de Satanás en vez de colocarla en el bando de Dios. Cuanto más grandes hayan sido los talentos y la influencia que se le dio, mayor será su castigo. Dios requerirá de sus manos las almas que apartó de la verdad llevándolas a la falsedad. En vez de conducirlas a Dios las apartó de El, y la sangre de ellas le será requerida. . .  

En el día del juicio, los que rehusaron la luz y llevaron a otros a honrar un sábado falso verán la conducta que Satanás siguió para hacer que los hombres violaran la Ley de Dios. Verán y comprenderán plenamente la virtud de la señal de Dios.. . El pueblo de Dios tiene una obra seria y solemne para hacer. Dios les ordena:"Alza tu voz como trompeta, y anuncia a mi pueblo su rebelión, y a la casa de Jacob su pecado" (Isa. 58:1).
 (Manuscrito 27, del 6 de mayo de 1900, 
"Obediencia y desobediencia"). 139 
(Alza tus Ojos de E. G. de White)

martes, 12 de julio de 2011

125. “EL LEGADO CRISTIANO”


No menosprecies, hijo mío, el castigo de Jehová, ni te fatigues de su corrección. Prov. 3:11.

No permitas que el desánimo se apodere de ti. No permitas que te afecte la provocación, pero haz que la razón inteligente controle tus acciones. Piensa en qué cosa buena podría resultar de ser impaciente. Eso solamente alegraría al enemigo y confirmaría en su opinión a los que piensan mal de ti. Tú puedes, mediante una conducta apacible, mostrar que son falsas las palabras de las personas malintencionadas. No te preocupes por defenderte, sino más bien, cumple tu deber con perseverancia. Dios puede ayudarte, hijo mío [Edson], a realizar una obra que subsistirá por la eternidad. Esa es tu obra. Nadie puede hacerla por ti. Confía enteramente en Dios. Nuestro Padre celestial está atento a tus necesidades.

¡Cuán agradecida me siento de que está familiarizado con todas nuestras debilidades y con todas nuestras tentaciones! Sabe cómo compadecerse de nosotros y cómo fortalecernos si acudimos a El, la Fortaleza, en busca de ayuda. Cuando tu fe se vea probada, no te inquietes. Espera solamente, y con calma somete a El tu juicio, tu voluntad, tu camino, y manifiéstate dispuesto a ser conducido.

No hay otra forma de lograr la salvación que la que ha sido establecida por nuestro Redentor, y de la cual nos ha dado una ilustración práctica en su propia vida de abnegación y sacrificio. Tú sabes que se sometió al insulto, a la burla y a la mofa sin tomar represalias. Cuando era injuriado no contestaba con injurias. "He venido", dijo, "no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió" (Juan 6: 38). Debemos tener la mente de Cristo. Debemos caminar en sus huellas.

Los que viven para hacer bien a otros y mantienen en vista la gloria de Dios, ganarán la vida eterna. Los que no se esfuerzan sino que se dejan arrastrar por la corriente, viven para el yo. Nunca escucharán el "bien hecho" dirigido a ellos. Tenemos que hacer algo por la salvación de otros. Hay almas preciosas que deben ser rescatadas y tenemos una obra que hacer a fin de ganarlas para Cristo. Recuerda que las dificultades y pruebas son parte del legado cristiano. Cristo, la Majestad del cielo, vino a esta tierra para mostrarnos cómo soportar los reproches del mundo sin desmayar y sin tomar represalias. 

Cada tribulación que se soporta sabiamente será una bendición para los que la experimenten. 
 Serán elevados y no abandonados. Los que están continuamente tratando de evitar las situaciones difíciles, buscando un sendero más fácil, un camino más placentero, tendrán que enfrentar la frustración y la adversidad. 
 Pero si fortalecen su alma para la prueba y para el deber, y marchan valerosamente hacia adelante confiando en Dios, encontrarán que el sendero de la abnegación y del sacrificio propio conducen al honor y a las riquezas celestiales en la vida futura inmortal . . . 
Ora mucho y ejercita una fe viva, y seguramente entonarás el canto de victoria. 
(Carta 24, del 5 de mayo de 1874, dirigida a Edson White). 138
(Alza tus Ojos de E. G. de White)


124. “MANTÉNGANSE EN EL AMOR DE LA VERDAD”


Huye también de las pasiones juveniles, y sigue la justicia, la fe, el amor y la paz, con los que de corazón limpio invocan al Señor. 2 Tim. 2:22.

Nuestros jóvenes necesitan estar rodeados de influencias saludables y elevadoras. Han de ser guardados en el amor de la verdad. La norma que se coloque delante de ellos debe ser elevada. Algunos sienten el deseo de que se los libre de restricciones, de tal manera que puedan hacer lo que les plazca. . . 

Los padres y madres. . . en la iglesia están bajo la sagrada obligación de velar por las almas de sus hijos como quienes deberán dar cuenta por ello. 

 Que nadie, ni los padres ni los jóvenes, comiencen a creer que las diversiones son esenciales, y que desestimar livianamente al Espíritu Santo durante las horas de placer egoísta debe ser considerado un asunto sin importancia. Dios no puede ser burlado. 

 Que cada joven y señorita se haga el siguiente planteo: "Si mi vida concluyera hoy, ¿estaría preparado? ¿Tengo la preparación necesaria para realizar con idoneidad la obra que el Señor me ha encomendado?"

Cada joven debiera hacer de la Palabra de Dios su guía, y sacar diariamente de esa Palabra la instrucción que contiene. Si algunos se niegan a ser guiados por ella, siembran semillas que el enemigo coloca en sus manos y no querrán más tarde hacer la cosecha de esa siembra. . . 

Hay muchas cosas que son correctas en sí mismas, pero que, pervertidas por Satanás, resultan una trampa para los incautos, La reunión de nuestros jóvenes para un servicio de canto parece muy inofensiva, pero en mi experiencia de medio siglo he visto que estos servicios de canto a menudo resultan ser una fuente de mucho daño para las almas. 

 Si los corazones de todos los que asisten fueran rectos delante de Dios, si todos amaran a Dios por sobre todas las cosas y anhelaran tener en vista su gloria, si todos se esforzaran por agradarle, entonces esas reuniones no resultarían perjudiciales. 

 No obstante, generalmente están presentes muchos que no se dan cuenta de que se están volviendo cada vez más despreocupados en cuanto a su deber de agradar a Dios. Sus almas se vuelven indiferentes. Uno tiene influencia sobre otro y la indiferencia manifestada hacia las cosas espirituales aumenta. La Palabra de Dios no se estudia diligentemente, día tras día, y debido a la falta de alimento espiritual, su fuerza moral es débil. . .  

Oh, que cada miembro, cada obrero pueda darse cuenta de que esta vida es una escuela en la cual debemos prepararnos para el examen que hará el Dios del cielo con relación a la pureza, la limpieza del pensamiento, la abnegación en las acciones. Cada palabra y acto, cada pensamiento, se asientan en los libros de registro del cielo. (Carta 144, del 4 de mayo de 1906, dirigida a la Iglesia de Mountain View, California, Estados Unidos). 137 (Alza tus Ojos de E. G. de White)

123. “EN EL MUNDO, PERO NO DEL MUNDO”


Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero porque no sois del mundo, 
antes yo os elegí del mundo, por eso el mundo os aborrece. Juan 15:19.

El Señor, nuestro Salvador, conocía cada fase de la experiencia que sus discípulos habrían de encontrar y todos los conflictos que experimentarían. El Señor Jesucristo dijo a sus discípulos: 
"Si el mundo os aborrece, sabed que a mí me ha aborrecido antes que a vosotros" (Juan 15:18). 

 Como cristianos, no debemos sentirnos incómodos e impacientes al entrar en contacto con hombres del mundo. Ellos no creen en la verdad. No importa qué cosa digan o hagan, mantengan la calma. 

Cada vez que dan rienda suelta a sus sentimientos y se irritan, manifiestan con sus palabras que no tienen la fe que obra por el amor y santifica el alma. Tienen orgullo personal y una gran medida de autosuficiencia, y en ningún caso están preparados para relacionarse ya sea como comerciantes o aun como cristianos, porque sus atributos de carácter no armonizan con la Biblia como para retener la posición de socios,

Los cristianos pueden mantener una reputación limpia si son cristianos, es decir, como Cristo. 
 Dios ha hecho todas las provisiones para que por medio de la fe en el Señor Jesucristo no tengan por qué fracasar ni sentirse desanimados por un futuro oscuro y atribulado, que El sabía que llegaría. 

 El Señor Jesucristo sentía pena por sus discípulos, porque tendrían que pasar por múltiples aflicciones en el mundo. Los preparó para ese tiempo de prueba, de gran tentación y peligro de perder la fe, presentando delante de sus mentes la parte alentadora del futuro. 

 Debía mezclar los matices brillantes y llenos de esperanza con los oscuros. "Pero cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre, él dará testimonio acerca de mí" (vers. 26).

Les habló acerca de cómo deberían cooperar con el Espíritu Santo. La gran Fuente de su fortaleza -que constituye nuestro consuelo, esperanza y valor inmutables- estaría siempre al alcance de ellos. Debían ser testigos de Cristo. "Y vosotros daréis testimonio también, porque habéis estado conmigo desde el principio" (vers. 27).  

 Debían ser sus representantes fieles ante un mundo apóstata. Mientras estuvieran en el mundo no debían ser del mundo, sino presentar un fiel testimonio contra el mal que está obrando a través de planes y principios mundanos contrarios a la verdad y la justicia.
 (Manuscrito 8, del 3 de mayo de 1893, "Diario"). 136 
(Alza tus Ojos de E. G. de White)

122. ¿QUIÉN ES EL MAYOR?


Y dijo: De cierto os digo, que si no os volvéis, y os hacéis como 
niños, no entraréis en el reino de los cielos. Mat. 18:3.

Lean la instrucción que proporciona el capítulo 18 de Mateo. No hay nada más positivo que esto en todos los oráculos de Dios; y sin embargo, El es deshonrado y su causa perjudicada porque se cometen los errores señalados en este capítulo. Estas palabras son para ustedes, para mí y para todos los que pretenden ser discípulos del manso y humilde Jesús. El nos muestra los principios sobre los cuales debemos actuar en todos los casos y bajo todas las circunstancias. No debe haber lucha por la supremacía. Cristo enseña que en su reino espiritual no es la posición ni el esplendor exterior o la autoridad lo que constituye la grandeza, sino la excelencia espiritual manifestada en la verdadera conversión. 

Siempre debemos aprender de Cristo. El nos invita: "Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y [en vuestra propia experiencia, en la medida en que participéis de mi Espíritu y principios] hallaréis descanso para vuestras almas" (Mat. 11:28,29).

 El yugo de Cristo es un yugo de sumisión y obediencia. En nuestra vida diaria, delante de nuestros hermanos y del mundo, debemos ser intérpretes vivientes de las Escrituras, honrando a Cristo mediante la revelación de su mansedumbre y su humildad de corazón. Las enseñanzas de Cristo deben ser para nosotros como las hojas del árbol de la vida. Cuando comamos y digiramos el Pan de vida revelaremos un carácter simétrico. Al ser unidos, al estimar a los otros como mejores que nosotros mismos, daremos al mundo un testimonio viviente del poder de la verdad. 

 No necesitamos temer el no ser estimados debidamente, a menos que trabajemos para estar en el primer lugar. Si los hombres tuvieran concepciones más elevadas y más grandes de Cristo, si tuvieran mayor confianza en El y menos confianza en sí mismos, sus caracteres serían plasmados y modelados de acuerdo con la semejanza divina. Cuando el yo se oculta en Cristo, el Salvador aparece como Alguien enteramente amable y el señalado entre diez mil.

Cuando los hombres se someten completamente a Dios, comiendo el Pan de vida y bebiendo el Agua de salvación, crecen en Cristo. Sus caracteres se forman de lo que la mente come y bebe. Mediante la Palabra de vida, que reciben y obedecen, llegan a ser partícipes de la naturaleza divina. Entonces todo su servicio refleja la similitud divina, y Cristo, no el hombre, es exaltado.
 (Carta 63, del 2 de mayo de 1900, dirigida a una familia que vivía en Massachusetts, Estados Unidos). 135 (Alza tus Ojos de E. G. de White)

121. “SUTILEZA SATÁNICA”


Pero temo que como la serpiente con su astucia engañó a Eva, vuestros sentidos sean de alguna manera extraviados de la sincera fidelidad a Cristo. 2 Cor. 11:3.

Debemos revelar a Cristo en todas nuestras relaciones con los demás. Mostraremos así que tenemos una conexión genuina con el Salvador. Dios debe recibir todo el honor y la gloria. Cuando Cristo aparezca, reconocerá a los que estén unidos con El mediante una fe viva. No se avergonzará de llamarlos hermanos. . . El Señor es Dios, y no hay ningún otro fuera de El. Cuando Satanás puede hacer que su astucia fructifique en las mentes humanas, las influencias engañosas son recibidas como si procedieran del cielo. Si se da entrada a sus engaños, muchas almas serán entrampadas antes de percibir que tales cosas no proceden de Dios sino del enemigo de toda justicia. Puedo asegurarles que una de nuestras perplejidades será distinguir lo genuino de lo espurio. El engaño se introduce inadvertidamente así como se introdujo en las cortes celestiales.

Satanás trató de socavar la confianza de los ángeles en el gobierno de Dios. Ambicionaba el lugar ocupado por Cristo, con la convicción de que si él obtenía esa posición podría realizar un esfuerzo para lograr el lugar de Dios. Habilidosamente presentó sus sugerencias a los ángeles, y muchos las recibieron. Dejó estas insinuaciones en sus mentes para que se desarrollaran. Ellos, no tan cautelosos como su jefe, comenzaron a comunicar sus nuevas teorías. Satanás era el originador de las dudas que expresaban, pero las presentaba como las opiniones de un gran número de ángeles, y como tales, dignas de ser consideradas. 

Satanás obra hoy con estratagemas engañosas para cautivar a los seres humanos mediante teorías falsas. La advertencia de que seamos cuidadosos a fin de no permitirle que se introduzca, llega a través del tiempo hasta nuestros días. Que nadie se considere suficiente por haber sido usado como instrumento del Señor. Dios utiliza a los hombres, y los honra otorgándoles sabiduría por tanto tiempo como le sean fieles y no se atribuyan la gloria a sí mismos. Los que se retiran de las manos del Señor y se valoran a sí mismos como capaces de conducir la obra, no están guiados por el Espíritu de Dios sino por "otro espíritu". Satanás se introduce, y cambian de conductor. Y así entran la perversión y la sutileza del engaño de la serpiente. (Manuscrito 37, del 1 de mayo de 1903, "Directivas para la obra"). 134 (Alza tus Ojos de E. G. de White)