martes, 12 de julio de 2011

115. “CULTIVEN LAS VIRTUDES CRISTIANAS”


Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia. 2 Ped. 1:3.

Los verdaderos cristianos son fieles en las cosas pequeñas, recordando que la Palabra del Señor declara: "El que es fiel en lo muy poco, también en lo más es fiel" (Luc. 16:10). Una obediencia fiel y constante a las palabras de Cristo hace a los hombres puros de mente, firmes en sus propósitos y fieles en cada etapa de la vida. El verdadero servicio descubre el velo de un corazón hecho fragante por el amor de Dios. Tal servicio otorga nobleza al carácter en esta vida. Bajo su influencia, el amor a Dios y al hombre se expresa con los labios y se revela en las acciones. . .

Cuando el pueblo de Dios coloque el don del habla bajo la influencia y el control del Espíritu Santo, miles escucharán el mensaje de que Dios es amor; que "de tal manera amó. . . al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna" (Juan 3:16). 

 Su corazón de amor infinito abraza a cada ser humano. Su amor es un manantial inextinguible de gozo y paz. Es tan permanente como la eternidad. Es la fuente abierta para Judá y Jerusalén. 
 Cada alma puede ser satisfecha con su provisión inagotable. Este amor es la vida de Dios, que obra con poder transformador en el alma, perfeccionando el carácter cristiano y haciendo partícipes a los seres humanos de la naturaleza divina. A través de Cristo, esta corriente viva de amor y vida fluye al mundo...

En la lucha cristiana se necesitan vida espiritual, valor, constancia y decisión. . . Sed fuertes en el Señor. El valor humano no es suficiente. El soldado cristiano debe ser fuerte en el Señor. Dios es totalmente suficiente. En la Omnipotencia de su fortaleza ceñimos la armadura. Echen mano de todos los medios apropiados de defensa contra el enemigo de las almas. Perfeccionen el carácter. 
 Resistan la tentación. Cultiven las virtudes cristianas. ¡Sean fuertes, sí, sean fuertes!  

Los que tienen tantas batallas que librar deben ser fuertes para el servicio. Obtengan fortaleza y ayuda de la fuente de todo poder. Si confiamos en el Señor, triunfaremos en el combate contra los enemigos invisibles. Pero si confiamos en nuestra fortaleza, con toda seguridad seremos derrotados. La armadura está preparada. Cíñanla y luchen con bravura por el Señor.
(Carta 67, del 25 de abril de 1902, dirigida a "Mis hermanos en posiciones de responsabilidad en la Pacific Press"). 128 (Alza tus Ojos de E. G. de White)

No hay comentarios.:

Publicar un comentario