miércoles, 20 de junio de 2012

240. “EL CIELO DIO SU MÁS PRECIADO TESORO”


Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, 
para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Juan 3:16.

Después que el Salvador ayunó durante cuarenta días y cuarenta noches, "tuvo hambre". Entonces fue cuando Satanás se le apareció. Vino aparentando ser un hermoso ángel del cielo, declarando que Dios lo había comisionado para poner fin al ayuno del Salvador. "Si eres hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan" (Mat. 4:3). 

 Pero en la insinuación de desconfianza de Satanás, Cristo reconoció al enemigo cuyo poder había venido a resistir en la tierra. No aceptaría el desafío, ni sería conmovido por la tentación. Se mantuvo firme en lo afirmativo. "No sólo de pan vivirá el hombre", dijo, "sino de toda palabra que sale de la boca de Dios" (vers. 4).

Cristo se sostuvo por toda palabra de Dios, y prevaleció. Si nosotros asumiéramos la misma actitud cuando somos tentados, negándonos a acariciar la tentación o a discutir con el enemigo, la misma experiencia sería nuestra. Cuando nos detenemos a razonar con el diablo es cuando somos vencidos. Es tiempo de que individualmente tomemos conciencia de que estamos en plena contienda, optemos por la afirmativa a los ojos del Señor, y allí permanezcamos. Así obtendremos el poder divino prometido. "Todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia" (2 Ped. 1:3).

Existe cosa semejante como ser partícipe de la naturaleza divina. Todos seremos tentados en diversas maneras, pero en tales circunstancias es necesario que recordemos que se hizo provisión por medio de la cual podemos vencer. . . El que verdaderamente cree en Cristo es hecho partícipe de la naturaleza divina, y tiene poder del que puede apropiarse frente a cada tentación. No caerá en ésta ni será abandonado a la derrota. En tiempo de prueba reclamará las promesas, y gracias a ellas escapará de las corrupciones que llenan el mundo por la concupiscencia. 

Pensamos que nos cuesta permanecer en esta posición ante el mundo; y así es. Pero, ¿cuánto costó nuestra salvación al universo celestial? Para hacernos partícipes de la naturaleza divina el Cielo dio su más preciado tesoro. El Hijo de Dios puso a un lado su manto real y su corona regia, y vino a nuestro mundo como un niño. Se prometió a sí mismo llevar desde la infancia hasta la adultez una vida perfecta. Se dedicó a mantenerse en un mundo caído como representante del Padre. Y moriría en favor de la raza perdida. ¡Qué obra fue ésta! Si fracasaba, si era vencido por la tentación, un mundo se perdería. (Manuscrito 99a, del 29 de agosto de 1908, "Llamados por su gloria y excelencia", sermón predicado en Loma Linda, California). Alza tus Ojos de E. G. de White

239. “EL MENSAJE DEL TERCER ÁNGEL ES SEGURO”


Y el tercer ángel los siguió, diciendo a gran voz: Si alguno adora a la bestia y a su imagen, y recibe la marca en su frente o en su mano, él también beberá del vino de la ira de Dios, que ha sido vaciado puro en el cáliz de su ira; y será atormentado con fuego y azufre delante de los santos ángeles y del Cordero. Apoc. 14:9,10.

El Señor desea que la obra del mensaje del tercer ángel se realice con creciente eficiencia. 
 Así como obró en todas las edades para dar victorias a su pueblo, en este tiempo anhela alcanzar el cumplimiento triunfal de sus propósitos para su iglesia. Ordena a los santos que avancen unidos, marchando de fortaleza a una fortaleza mayor, de fe a una mayor seguridad y confianza en la verdad y la justicia de su causa.

Tengamos siempre presente que nuestra obra ha de progresar. Hemos de continuar conociendo al Señor. El comprende los principios que impulsan cada mente. Ha sido testigo del rumbo persistente y rebelde de algunos a quienes amonestó y aconsejó reiteradamente. Su ojo que todo lo ve ha notado la desafiante continuación de los planes humanos. El camino del hombre está delante de Dios. 
 El conoce los pensamientos. "Los ojos de Jehová están en todo lugar, mirando a los malos y a los buenos" (Prov. 15:3). El mira hasta los confines de la tierra y ve lo que hay debajo de todos los cielos. El Señor escudriña los corazones.

Hemos de permanecer firmes como una roca en los principios de la Palabra de Dios, recordando que El está con nosotros dándonos fuerzas para enfrentar cada experiencia nueva. Mantengamos siempre los principios de justicia en nuestras vidas, para que podamos avanzar de fortaleza en fortaleza en el nombre del Señor. Hemos de guardar como muy sagrada la fe que ha sido verificada por la instrucción y aprobación del Espíritu de Dios desde nuestra temprana experiencia hasta el presente...

Cuando el poder de la verdad se sienta en el alma, sus principios dirigirán la vida diaria y aparecerá la piedad genuina. Use sus capacidades para lograr decididos movimientos de reforma en las iglesias. Reúna a su alrededor a quienes son fieles como el acero a estos principios, y el Señor será glorificado en la labor que se lleve a cabo. Resuelva cada obrero que no fracasará ni se desanimará.

Despierte a la gente a la importancia de los tiempos en que vivimos, de modo que pueda ponerse bajo la disciplina de Cristo. En su vida humana Cristo reveló una naturaleza divina: ningún defecto se manifestó en su carácter. Contemplando su vida de renunciamiento y sacrificio para ministrar la verdad al mundo, las vidas pueden ser transformadas, y pueden aprender a reflejar su imagen... 

No seamos indiferentes a nuestra responsabilidad de formar caracteres justos, sino pongámonos bajo la influencia modeladora del Espíritu Santo para desarrollar caracteres que reflejen la vida divina.
 (Carta 66, del 28 de agosto de 1911, dirigida a S. N, Haskell, presidente de la Asociación de California). Alza tus Ojos de E. G. de White

238. “ATRÉVANSE A SER COMO DANIEL”


Y Daniel propuso en su corazón no contaminarse con la porción de la comida del rey, ni con el vino que él bebía; pidió, por tanto, al jefe de los eunucos que no se le obligase a contaminarse. Dan. 1:8.

El primer capítulo de Daniel enseña que lo que comemos y bebemos ejerce influencia sobre las facultades de la mente, y que si queremos tener cuerpos sanos y mentes despejadas debemos ser cuidadosos en nuestra dieta. Si somos negligentes en este aspecto y comemos simplemente para agradar el paladar, los órganos del aparato digestivo se dañan, la mente se perturba, y ninguno de ellos puede funcionar tan plenamente como Dios se propuso que lo hicieran. . .

Daniel y sus compañeros decidieron excluir de su alimentación todo lo que los contaminara, y un poder de lo alto obraba en armonía con sus esfuerzos. Como resultado tuvieron el privilegio de poder seguir su propio rumbo en el logro de su educación. Y la que obtuvieron fue mejor que la alcanzada por cualquiera de los hechiceros, astrólogos o sabios en todo el reino. Los que deseen tener una relación correcta con Dios necesitan estudiar el plan de Daniel. Este quedó claramente demostrado. Ustedes también pueden comprobarlo. Muchos piensan que quienes adoptan la reforma pro salud sufren la pérdida de fortaleza física, pero si lo intentaran, cambiarían de parecer..

Daniel ocupó una posición de mucha responsabilidad en Babilonia. Siempre existirán los que ocupan puestos de menor responsabilidad; pero cualquiera sea la tarea, nuestro ejemplo debe ser tal que conduzca a otros por la senda correcta. Debemos humillarnos delante de Dios, orar y confiar en El. 
 No oramos ni la mitad de lo que deberíamos orar con nuestras familias y a solas con el Señor. 
 Hay un mundo que salvar, y cada talento debería ser empleado en su servicio. Puede ser que no estén en condiciones de alejarse de sus familias, pero aun así pueden hacer una obra para Dios, y por su personal manera de obrar pueden alentar a los que tienen que realizar obra misionera. 

No podemos desperdiciar ninguna oportunidad para perfeccionar un carácter cristiano. No importa qué experiencias puedan tener los demás, recuerden que ustedes, en su posición y lugar serán probados individualmente. Vendrán tiempos cuando enfrentarán situaciones desfavorables, pero en tales momentos imploren a Dios, confíen en El y anden en sencillez de fe ante el Señor. 
 Los ángeles del cielo impresionarán sus mentes. 

 No dejen que éstas se llenen del yo y de los intereses propios. Hoy el Señor nos observa con misericordia y amor. ¿Quiénes seguirán su voluntad? ¿Quiénes se ejercitarán para vencer el temperamento impaciente, recordando que las palabras que pronuncian las dicen a los oídos de los ángeles? Estos agentes santos están continuamente ministrando en nuestro favor.
 (Manuscrito 73, del 27 de agosto de 1909, "Lecciones del primer capítulo de Daniel", sermón predicado en el congreso anual de Council Grove). Alza tus Ojos de E. G. de White

237. “CRISTO PURIFICA CON UN PROPÓSITO”

 

Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador. Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto. Juan 15:1,2.

Cuando nos sobrecojan las pruebas, no meditemos en la magnitud de ellas, ni pensemos que no podemos gozarnos en el Señor. Es cierto que tendremos sentimientos cambiantes. Pasaremos por momentos de desánimo y depresión. ¿Pero viviremos por sentimiento o por fe? Cuando nuestros hermanos y amigos hablen imprudentemente, no nos descorazonemos. Recordemos que nos hallamos en un mundo de pruebas y dolor, de penas y desilusiones. Estas experiencias deberían conducirnos a Cristo. Si no lo hacen, sufriremos una pérdida.   

Cuando estemos tentados a abandonarnos al desaliento estudiemos la vida y las experiencias de Cristo. Tuvo que contender con los poderes de las tinieblas para que no lo vencieran. Nosotros tenemos las mismas batallas que pelear, las mismas victorias que ganar. "Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna" (Juan 3:16). Es nuestro privilegio aferrarnos de la fortaleza del que puede salvar hasta lo sumo a todos los que acuden a Dios por medio de Él. El los invita a que presenten su caso ante el trono de la gracia y le entreguen su alma indefensa.

La purificación no es agradable, pero recordemos que Cristo vino al mundo y se humano para poder cargar las aflicciones que debemos soportar, y ser un ejemplo de fiel tolerancia bajo toda forma de prueba. Dios quiere que nos demos cuenta de que somos parte de la gran familia humana, y que debemos soportar las pruebas. . . Aférrense de la divinidad. Vayan a los pies del Señor y díganle: "Señor, te confío mi alma desvalida. Ayúdame a controlar mi conversación. Enséñame a vencer". Cristo le dará un espíritu triunfante. "Y ellos le han vencido", leemos, "por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos" (Apoc. 12:11).

Pueden dar un testimonio opuesto al que Satanás haría que ustedes den. Pueden preservar la mente y el corazón santificados por la obediencia a la verdad. Mantengan el corazón y la mente unidos a Cristo. Este es su privilegio. Los sufrimientos y la muerte de Jesús pagaron el precio de la redención, y por medio de la fe en El pueden vencer. . .

Que el amor de Cristo more en sus corazones. No pueden ser santificados en la verdad mientras las palabras y los caracteres no estén en armonía con el Espíritu de Dios. Si el temperamento precipitado y el habla imprudente no logran vencerse en esta vida, nunca podrán ser transferidos a las cortes divinas y a la presencia de Jesucristo. Debemos graduarnos cabalmente en esta vida si hemos de ser trasladados a la escuela superior de las cortes celestiales. (Manuscrito 79, del 26 de agosto de 1909, "Para que pueda llevar más fruto", sermón predicado en Council Grove, Kansas, en un congreso anual). Alza tus Ojos de E. G. de White

236. “APÁRTENSE DE LA NIEBLA DEL ESCEPTICISMO”


Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir 
en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes. Efe. 6:13.

Satanás se está esforzando al máximo para introducir sofisterías espiritistas, y para engañar las mentes. Cada seguidor de Cristo debe vestirse ahora con toda la armadura de Dios y pelear valientemente contra las intromisiones del poder de las tinieblas. No sean nuestros soldados sorprendidos durmiendo en sus puestos. El mundo ha de ser amonestado. . .

Hay hombres fuertes, preciosos a los ojos de Dios, que están fascinados. No se dan cuenta de que están representados por las vírgenes insensatas. La filosofía espiritista científica ha apartado sus mentes del mensaje que debe proclamarse en este tiempo. Algunos viven sólo para criticar, pues se relacionaron con los que aprendieron del gran engañador. Sus corazones portan el veneno de la serpiente y están preparados para emprender una campaña de incredulidad.

Los que se durmieron en sus puestos han de despertar ahora y aderezar sus lámparas. No deben alimentar ni un solo vestigio de duda con respecto a la verdad para estos tiempos. El hipnotismo de Satanás debe ser expuesto en su verdadera dimensión. No hemos de caminar hacia Egipto, sino hacia Canaán. El Señor me dice: "Te he fortalecido para que des el mensaje para este tiempo. Despierta a los hombres que han estado aceptando sofisterías. Son indiferentes a la gran importancia de la hora presente y a los peligros del futuro". Algunos que en el pasado tuvieron una experiencia genuina despertarán, porque sus vidas no han sido una continua contradicción a la verdad. 
 Poseen aceite en las vasijas con sus lámparas. Ni uno de ellos debería estar dormido. . .

Nuestros pensamientos, motivos y deseos han de ser colocados en obediencia a la voluntad de Dios. Han de ser inspirados y guiados por El. Hemos de preguntarnos: "¿Estoy usando todas mis facultades para mantener mi lámpara llena de aceite y dispuesta, de modo que la luz de la verdad presente brille clara e intensamente? ¿Estoy despertando al mundo a este peligro? ¿Estoy guiando a las almas moribundas a Cristo? ¿Estoy exhortando a los hombres para que vean que el fin de todas las cosas está cerca?". . . 

Los representados por las vírgenes prudentes, que en el pasado vivieron una preciosa experiencia en la verdad, han de levantarse ahora y aderezar sus lámparas. Los que oyeron los sofismas extirpen de sus vidas todo indicio de estos. No usen tiempo para discutirlos. No permanezcan en la niebla del escepticismo hasta que sea demasiado tarde para encontrar el rumbo. La consagración total a Dios pone fin a todas las imaginaciones e impostoras vanas y absurdas. 
(Manuscrito 80, del 24 de agosto de 1904, 
"¡Levántense y aderecen sus lámparas!"). 
Alza tus Ojos de E. G. de White

235. “FIDELIDAD EN LAS COSAS PEQUEÑAS”


Está bien, buen siervo; por cuanto en lo poco has sido fiel, 
tendrás autoridad sobre diez ciudades. Luc. 19:17.

Si nuestro temperamento activo nos lleva a acumular una gran cantidad de trabajo que no tenemos la fortaleza ni la gracia de Cristo para realizar inteligentemente, con orden y exactitud, todo lo que emprendemos revela imperfección, y el trabajo está estropeado constantemente. 
 Dios no es glorificado por buena que sea la motivación...

El Señor nos manda que prestemos atención a sus palabras. El servicio cuidadosamente realizado es de valor a la vista de Dios aunque sea fácilmente pasado por alto por los ojos humanos; sin embargo, es indispensable en este mundo. Dios desea obreros inteligentes, que realicen su tarea no apresurada sino cuidadosa y concienzudamente, conservando siempre la humildad de Jesús. Los que cumplen con solicitud y esmero las obligaciones mayores, deberían también dedicar atención y preocupación por las más pequeñas, manifestando precisión y diligencia.

Oh, cuánto trabajo se hace con descuido, cuántos asuntos pendientes quedan sin resolver por el constante afán de emprender obras mayores. Hacen caso omiso de la labor que se relaciona con el servicio de Dios porque aceptan tanto trabajo que nada se lleva a cabo minuciosamente. Pero cada tarea pasa por el escrutinio del Juez de toda la tierra. Los deberes menores relacionados con el servicio del Maestro cobran importancia porque es el servicio de Cristo.

 Deberían tomar precauciones contra el egoísmo y la autoestima, pues son sus enemigos más acérrimos. Pero cuán fácilmente encuentra el yo oportunidades de mostrarse, cómo se regocija Satanás con esas exhibiciones y qué apenados y avergonzados están los ángeles de Dios por la insensatez del hombre. Cuán diferente de Cristo; qué contraste con el ejemplo que El nos dio en su propia vida. Cuán lejos de sus requerimientos de crucificar el yo con sus pasiones y concupiscencias... No sólo hemos de ser partícipes con Cristo en sus sufrimientos y sacrificios, sino que hemos de imitarlo en las pequeñas crucifixiones diarias del yo, y en la negación de las inclinaciones personales. 

¿Qué sentiremos cuando estemos en pie sobre el mar de vidrio? ¿Recordaremos nuestra impaciencia aquí? Estaremos en las colinas eternas del paraíso y entenderemos los acontecimientos de nuestra vida pasada y veremos cuántas pruebas innecesarias tuvimos que sobrellevar porque pensábamos que Dios dependía de nosotros para hacer todo. Dios nos ayude a ver nuestra pequeñez y su grandeza. El prohibe que tengamos ideas exaltadas de nuestra propia grandeza y que ensalcemos el yo. Magnitud de experiencia no es medida de valía. Dios tiene normas muy diferentes a las humanas. Si entendiéramos cuánto valemos para Dios, veríamos valía donde suponíamos que había insignificancia, e insignificancia donde suponíamos que había grandeza.
(Carta 48, del 24 de agosto de 1886, dirigida "A los estimados hermanos dedicados a la obra en Nimes, [Francia]"). Alza tus Ojos de E. G. de White

234. “TENGAN EN VISTA LA GLORIA DE DIOS”


Y vosotros padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, 
sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor. Efe. 6:4.
El Señor nos manda cultivar la religión en el hogar, haciendo que el temor de Dios se propague en la familia. Cuando los padres descuidan sus obligaciones para con sus hijos y no los dirigen de acuerdo con los principios correctos, le dan oportunidad al enemigo de obtener control sobre sus vidas. 
 Los hijos a los que se les permite hacer caso omiso de la autoridad paterna nunca son felices. 
 En los primeros años de su vida todos han de prepararse para llegar a ser miembros de la familia real. Padres y jóvenes deberían agradecer al Señor en oración y alabarlo por el privilegio de ser hechos hijos de Dios y ciudadanos de su reino.

Abrahán es un noble ejemplo de un fiel padre de familia. El nos dejó un modelo de la obediencia incondicional que todos deberíamos rendir. El que bendice a los justos dijo de Abrahán: "Yo sé que mandará a sus hijos y a su casa después de sí" (Gén. 18:19). Guardarán el camino del Señor para hacer justicia y juicio. No hablará palabras de hipocresía o engaño. No habrá traición a las obligaciones sagradas. Abrahán guardará la ley de Dios como uno que es responsable ante el Legislador.

Cuando trabajemos juntos del modo en que lo hizo Abrahán, con seguridad recibiremos el encomio del Cielo. El fue, de manera notoria, escogido para andar en el camino del Señor, y gobernó su casa con las influencias combinadas de autoridad y afecto. El Santo nos ha dado normas que debemos obedecer, y de las cuales no podemos desviarnos sin pecar. Fuimos comprados por precio. 
 La fe y las obras han de hacernos completos en Cristo. Así nos mantendremos en el camino del Señor. Cuando el corazón es manso y humilde, Dios puede impresionar el alma. Su Palabra es nuestra consejera. Obedezcamos sus enseñanzas.

En todo nuestro accionar necesitamos mantener en vista la gloria de Dios. Su Palabra es nuestra guía. Difúndase este testimonio como el poder de Dios para salvación a todos los que creen. Hablemos de la fe y andemos por fe. Oh, qué obra la nuestra, qué privilegio, hablar y actuar para fijar la convicción en los corazones y en las conciencias de los hombres. El Espíritu Santo nos guía en esta tarea y logramos éxito cuando tenemos una estricta consideración por el temor de Dios. 

El es el que escudriña los corazones, y nos alienta a saber que, si rendimos a Dios un servicio inteligente y andamos humildemente en la luz que nos ha otorgado por gracia, no seremos abandonados a trabajar apoyados en la fuerza humana. Cristo vino a este mundo, Como varón de dolores experimentado en quebranto, para soportar la prueba y familiarizarse con los chascos, de modo que pudiera enseñar a los hombres y las mujeres a ser como Dios. 
(Carta 242, del 23 de agosto de 1908, dirigida a S. N. Haskell, 
 presidente de la Asociación de California
Alza tus Ojos de E. G. de White

233. “FAMILIARÍCENSE CON DIOS”


Vuelve ahora en amistad con él, y tendrás paz; y por ello te vendrá bien. Job. 22:21.  

El amor por Dios debería guiarnos a encontrar verdadero placer en conocer y hacer su voluntad. 
 Así estaremos diariamente mejor preparados para ser vencedores, para ser ejemplos del poder que tiene la gracia celestial para elevar y ennoblecer a los seres humanos. Cristo fue tentado en todo punto como nosotros, no obstante El venció.

Y hoy espera oír y responder los fervientes pedidos de sus hijos en favor de la gracia que los capacitará para triunfar. Sean amables con quienes se relacionen; así lo serán también con Dios. Alábenlo por su bondad; así se constituyen en sus testigos, y se preparan para asociarse con los ángeles. Están aprendiendo en este mundo a cómo conducirse en la familia de Cristo en los cielos.

No demoren en familiarizarse con los principios que los hijos de Dios deben seguir. Estamos aquí para imitar el carácter de Cristo y familiarizarnos con su bondad, su humildad. Esto nos colocará donde nuestra foja de servicios indique: "Estáis completos en él" (Col. 2:10). Por la paciencia, la amabilidad, el dominio propio, hemos de mostrar que no somos del mundo, que día tras día estamos aprendiendo las lecciones que nos harán idóneos para entrar en la escuela superior.

 Cuando los redimidos de Dios sean llamados al cielo, no dejarán tras ellos el progreso que lograron en esta vida al contemplar a Cristo. Continuarán aprendiendo más y aún más acerca de Dios. 
 Llevará sus logros espirituales a las cortes celestiales, sin dejar en este mundo nada de origen divino. Cuando los libros del cielo sean abiertos, se le asignará a cada vencedor su parte y su lugar allí, según el perfeccionamiento que haya alcanzado en esta vida.

Los hijos y las hijas de Dios se sienten impulsados a perseverar en la tarea de vencer cuando cada día comprenden que necesitan aprender del Espíritu Santo la senda del bien y la justicia. Ninguna obra falsa tiene lugar en su servicio. Todos los días se dan cuenta de que deben mantener firme su confianza desde el comienzo hasta el final. Cuando alguien se desvía del sendero recto, el Espíritu Santo, obrando en su mente, lo lleva a confesar su error de modo que pueda servir de advertencia para que otros no hagan lo mismo. Nadie debe creer que su posición es tan exaltada que no necesita reconocer sus faltas, no sea que los demás lo tengan en poca estima... 

Nunca debería un hombre ser tan orgulloso como para no poder admitir: "Me he equivocado". 
 Lo menos que puede hacer después de haber pecado es dar evidencias de su tristeza y arrepentimiento. Quienes así procedan serán honrados por Dios, aunque cometan errores.
 (Manuscrito 31, del 22 de agosto de 1903, "Enseñanzas del tercer capítulo de primera de Juan").  
Alza tus Ojos de E. G. de White