viernes, 27 de enero de 2012

167. “MIREN A JESUCRISTO”


Yo Soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; 
y el que en mí cree, no tendrá sed jamás. San Juan 6:35.

He recibido la instrucción de decir que no debemos mirar a ningún ser humano para obtener poder o experiencia, ni depender de los hombres para conseguir fortaleza y orientación. Cristo dice: "Miradme a mí". Yo soy la luz de mundo. El que me sigue no caminará en tinieblas, pero tendrá la luz de la vida". Me dirijo a los que pretenden ser hijos de Dios. ¿No es ya tiempo de que conozcamos a la Fuente de nuestra fortaleza y poder? ¿No debiéramos, a partir de este momento, producir un registro de nuestras vidas que sea más agradable al Señor?

No encuentro palabras apropiadas para describir las escenas que se me presentaron. Vendrán tribulaciones de tal naturaleza que humillarán todos los corazones que se ensalzan. Que nadie sienta que es seguro seguir su propio camino o confiar en el hombre. El Señor llama a hombres de experiencia, hombres que lleven responsabilidades en su nombre y con su fortaleza, hombres que reciban su gracia comprendiendo su responsabilidad de impartirla a otros.

La Palabra del Dios viviente debe ser nuestra guía. Cada uno debe comprender que depende de Aquel a quien pertenece por creación y por redención. Lean y estudien las declaraciones registradas en el capítulo seis de Juan. Oren para lograr una comprensión de estas verdades. Me alarma ver la debilidad espiritual de quienes han tenido una luz tan grande. Si hubieran caminado en esta luz serían fuertes en el Señor. Pero no lo han hecho, y los que toman contacto con la verdad por medio de sus esfuerzos miran a los seres humanos para recibir sabiduría, en vez de mirar a Jesucristo, la "luz verdadera, que alumbra a todo hombre" (Juan 1:9). Cuando los que pretenden creer en Cristo lo reciban por la fe, El será para ellos su santificación, su justicia y su recompensa sobremanera grande.

Los instrumentos del Señor, los hombres que Él ha designado, deben recibir sabiduría de Dios en forma individual. Deshonran grandemente al Señor cuando por su seguridad confían en los planes humanos. Con claridad han de verlo a Él como su suficiencia, como su fortaleza. 

¿Están representando a Cristo? 
¿Se han apartado del espíritu y de la influencia de los planes 
trazados de acuerdo con los principios mundanos y las 
maquinaciones humanas? 
¿Están alimentándose diariamente del Pan de vida?. . .

Proceda de labios sinceros la oración: "Hazme entender el camino de tus mandamientos, para que medite en tus maravillas" (Sal. 119:27). "En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti" (vers. 11).
 (Manuscrito 78, del 16 de junio de 1902, "El asunto del alimento saludable").  
(Alza tus Ojos de E. G. de White)

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