miércoles, 3 de julio de 2019

09. "EL PECADO DE LA PERMISIVIDAD"


Rescatado del pecado y la impureza.
 Cuando la Ley de Dios está escrita en el corazón, se manifiesta en una vida pura y santa. Los mandamientos de Dios no son letra muerta. Son espíritu y vida, y llevan la imaginación y los pensamientos a sujetarse a la voluntad de Cristo. El corazón en el cual se hallen escritos, será guardado con toda diligencia, porque de él mana la vida. Todos los que amen a Jesús y guarden sus mandamientos, tratarán de evitar aun la apariencia del mal; no porque sean constreñidos a hacerlo, sino porque los tales transcriben un modelo puro y se sienten renuentes a cualquier cosa contraria a la Ley escrita en sus corazones. No confiarán en sí mismos, sino que su confianza estará puesta en Dios, quien es el único capaz de guardarlos del pecado y la impureza. La atmósfera que los rodea es pura; no corromperán su alma ni las de los demás. Se gozan en obrar con justicia, en amar la misericordia y en andar humildemente delante de Dios.

Peligros de los últimos días.
El peligro que se presentará ante los que vivan en los últimos días es la ausencia de religión pura, de santidad de corazón. El poder de conversión de Dios no ha obrado en la transformación de los caracteres de muchos. Profesan creer verdades sagradas, como hizo la nación judía; pero por su carencia de práctica de la verdad, se tornan ignorantes de las Escrituras y del poder de Dios. El poder y la influencia de la Ley de Dios se manifiesta alrededor de ellos, pero no renuevan su alma en santidad pura; por lo tanto, el Señor les dirige una súplica para estimularlos en la práctica de lo que es correcto. Las súplicas de su Espíritu son objetos de negligencia y rechazo. Las barreras son derribadas. El alma es débil y, por falta de fuerza moral para sobreponerse, acaba siendo contaminada y degradada. Se están atando a sí mismos en manojos, como haces listos para ser consumidos en el día final.

Deberes y obligaciones de los ministros.
 Se requería de los sacerdotes judíos que fueran personas simétricas y bien equilibradas para que pudieran reflejar una gran verdad. "Límpiense los que llevan los vasos de Jehová". El Señor requería del ministerio judío en el sagrado oficio, no sólo una mente bien equilibrada y un cuerpo simétrico, sino también conciencias puras e incorruptibles. Hoy no requiere menos de nosotros que estamos en el ministerio evangélico en esta dispensación. Quienes han sido llamados y elegidos por él deben ser exponentes de la reputación de Aquel que los ha llamado de las tinieblas a su luz admirable. La misma Biblia que contiene los privilegios del pueblo de Dios y las promesas de Dios al pueblo, también contiene los deberes sagrados y las solemnes obligaciones que él requiere del pastor a cargo del rebaño de Dios, de manera que el pueblo pueda ver, al comparar el predicador viviente con el pastor divino, que posee las credenciales del cielo y la semejanza de Aquel que es el Príncipe de los pastores. Dios ha designado que el que enseña la Biblia debería ser, en carácter y vida familiar, un ejemplo de los principios de la verdad que enseña a sus semejantes.

El carácter verdadero es un reflejo 
de la vida interior.
 Lo que un hombre es ejerce una influencia mayor que lo que dice. La vida apacible, consistente, piadosa, es una epístola viviente, conocida y leída de todos los hombres. Una persona puede hablar y escribir como un ángel, pero ser un demonio en su vida práctica. Dios hará que los que creen la verdad sean celosos de buenas obras.  A medida que ocupen posiciones más elevadas, serán sometidos a prueba por normas más elevadas. Serán zarandeados y examinados para ver si hay vicios y defectos, porque si los tales existieran, podrían manifestarse en palabras y comportamiento. El verdadero carácter no es algo que se modela desde afuera, o que uno se pone encima, sino que se irradia desde adentro. Si la bondad auténtica, la pureza, la mansedumbre y la humildad habitan en el corazón, se reflejarán en el carácter; y un carácter tal será poderoso.

Faltas y prácticas impuras de algunos.
 Los guardianes del templo que fueron enviados para prender a Jesús informaron. "Jamás hombre alguno ha hablado como este hombre". Pero la razón de ello era que nunca hombre alguno había vivido como ese Hombre; porque si así no hubiera vivido, no podría haber hablado como habló. Sus palabras llevaban en sí un poder convincente, porque procedían de un corazón puro, santo, cargado de amor, simpatía, caridad y verdad. ¡Cuánto se alegran los que odian la Ley de Dios cuando pueden encontrar una mancha en el carácter de uno cuya vida refleja esa ley! Se alegran mucho cuando pueden causar oprobio a quienes son leales y auténticos, por causa de las faltas e impurezas de unos pocos. Hay elocuencia en la vida sosegada y consistente de un cristiano puro, verdadero, auténtico. Tendremos tentaciones todo el tiempo que estemos en este mundo, pero en vez de perjudicarnos, se convertirán en ventajas si las resistimos. Se han establecido límites que Satanás no puede trasponer. El prepara la hornalla que consume la escoria pero, en vez de perjudicar, sólo puede lograr que el oro del carácter brille más puro, y en una posición más ventajosa que antes de la prueba.

En Baal-peor. 
El crimen que atrajo los juicios de Dios sobre Israel fue el de la licencia. El avance de las mujeres para entrampar las almas no terminó en Baal-peor. A pesar del castigo que sobrevino a los pecadores de Israel, el delito se repitió muchas veces. Satanás se mostró muy activo en su intento de derrotar por completo a Israel. Balac armó la trampa por consejo de Balaam. Israel pudo vencer a sus enemigos en batalla con bravura, los resistió y salió vencedor; pero cuando las mujeres comenzaron a llamarles la atención a buscar su compañía y seducirlos con sus encantos, no pudieron resistir la tentación. Fueron invitados a fiestas idólatras, y la complacencia del vino nubló sus mentes ofuscadas. No pudieron conservar el dominio propio ni su lealtad a la ley de Dios. Sus sentidos fueron embotados por el vino, y sus pasiones no santificadas los dominaron de tal manera que todas las barreras fueron rotas; ellos mismos invitaron las tentaciones al punto de hacerse presentes en esas fiestas idólatras. Aquellos hombres valientes, que no titubearon en las batallas, no habían puesto vallas a sus almas para resistir la tentación de gratificar sus bajas pasiones. La idolatría y la licencia marcharon juntas. Comenzaron manchando sus conciencias con lascivia, y luego se apartaron aún más del Señor por medio de la idolatría, de mostrando desprecio por el Dios de Israel.

Las estratagemas de Satanás se repiten.
 Cuando se acerque el fin de la historia de esta tierra, Satanás obrará con todo su poder, de la misma manera y con las mismas tentaciones que usó con el antiguo Israel cuando estaba por entrar a la tierra de la promesa. Tenderá trampas a los que afirman que guardan los mandamientos de Dios, que se hallan en los límites mismos de la Canaán celestial. Hará uso de sus poderes al máximo, para entrampar a las almas y sorprender al profeso pueblo de Dios en sus puntos débiles. Satanás está determinado a destruir, por medio de sus tentaciones, y a contaminar con la permisividad las almas de quienes no han logrado poner en sujeción de las facultades superiores de su ser a su baja naturaleza; a los que han permitido que sus mentes avancen por el cauce carnal de la indulgencia de las bajas pasiones.

Satanás no tiene puesta su mira en los blancos más bajos y menos importantes, sino que tiende sus trampas mediante los que se alistan como sus agentes para seducir o atraer a los hombres para que se tomen libertades condenadas por la Ley de Dios. Es contra los hombres que ocupan posiciones de responsabilidad, que enseñan las demandas de la Ley de Dios y cuyas bocas están llenas de argumentos para vindicar esa ley, que Satanás ha irrumpido. Sobre ellos descarga sus poderes y agencias infernales, y los derriba atacando sus puntos débiles de carácter, sabiendo que quien ofende en un punto es culpable de todo. De ese modo obtiene completo dominio sobre el ser entero. Así, mente, alma, cuerpo y conciencia son llevados a la ruina. Y si se trata de un mensajero de justicia que posee mucha luz, o si el Señor lo ha utilizado como uno de sus obreros especiales en la causa de la verdad, ¡cuán grande termina siendo el triunfo de Satanás! ¡Cómo se alegra! ¡Y cómo Dios es deshonrado!

La licencia es uno de los encantamientos satánicos.
 Las prácticas licenciosas de los hebreos consiguieron lo que ni los combates guerreros ni los encantamientos de Balaam pudieron lograr: que se apartaran de su Dios. Les fueron retiradas la cobertura y la protección. Dios se tornó en su enemigo. Fueron tantos los culpables de conducta licenciosa entre los príncipes y el pueblo, que el pecado llegó a ser nacional, pues Dios se airó con toda la congregación. El mismo Satanás está operando hoy para tratar de lograr idéntico fin: debilitar y destruir el pueblo que afirma observar los mandamientos de Dios, cuando está justamente en los límites de la Canaán celestial. Satanás sabe que ésta es su oportunidad. Le queda poco tiempo para trabajar y obrará con gran poder para entrampar al pueblo de Dios en sus puntos débiles de carácter.

Las mujeres como tentadoras.
Habrá mujeres que se tornarán tentadoras, que tratarán de hacer todo lo que puedan para atraer hacia ellas la atención de los hombres. Tratarán, en primer lugar, de ganarse la simpatía, el afecto, y luego los inducirán a violar la sagrada Ley de Dios. Aquellos que han deshonrado sus mentes y sus afectos colocándolos en lo que Dios prohibe, no tendrán escrúpulos en deshonrar a Dios mediante las variadas formas de idolatría. Dios los abandonará a sus afectos viles. Es necesario vigilar los pensamientos, levantar vallas en torno del alma con los preceptos de la Palabra de Dios; y ser cuidadosos con cada pensamiento, palabra y acción para no ser traicionados por el pecado. Es necesario guardarse con el fin de no cultivar la complacencia de las bajas pasiones, pues éstas no son el fruto de pensamientos y corazones santificados. Es deber del pueblo de Dios que guarda sus mandamientos velar y orar, escudriñar diligentemente las Escrituras, atesorar en el corazón la Palabra de Dios, no sea que peque contra Dios con pensamientos idólatras y prácticas degradantes, y de ese modo la iglesia de Dios se desmoralice como las iglesias caídas que aparecen representadas en la profecía como llenas de toda clase de aves sucias e inmundas.
RH, 17 de mayo de 1887.

Apto para la traslación.
 Debe haber un pueblo apto para la traslación, representado por Enoc. Ese pueblo aguarda y espera la venida del Señor. La obra irá adelante con todos los que colaboren con Jesús en la tarea de la redención. El se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad, y limpiar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras. Dios ha hecho todo tipo de provisión para que seamos cristianos ilustrados, llenos del conocimiento de su voluntad y de toda sabiduría y entendimiento espiritual. Es esencial poseer un conocimiento teórico de la verdad, pero el conocimiento de las mayores verdades no nos Salvará; nuestro conocimiento debe ser práctico. El pueblo de Dios no sólo debe poseer un conocimiento de su voluntad, sino que tiene que poner en práctica ese conocimiento. Muchos serán eliminados de entre los que conocen la verdad porque no han sido santificados por ella. La verdad debe ser introducida en sus corazones para santificarlos y limpiarlos de toda mundanalidad y sensualidad en la vida privada. El templo del alma tiene que ser purificado. Cada acto secreto es como si se llevara a cabo en la presencia de Dios y de sus santos ángeles, todas las cosas están abiertas delante de Dios, y nada se le puede ocultar.

Prácticas desmoralizadoras en el matrimonio.
En el mundo de esta época los compromisos matrimoniales son desatendidos. Dios nunca pretendió que el matrimonio cubriera la multitud de pecados que en él se practica. La sensualidad y las bajas costumbres en las relaciones matrimoniales forman la mente y el gusto moral para prácticas desmoralizadoras fuera del matrimonio. Dios está purificando un pueblo para que tenga manos limpias y corazones puros para comparecer delante de él en el juicio. La norma debe ser elevada, la imaginación purificada; el apasionamiento que acompaña las prácticas degradantes debe ser abandonado y el alma elevada a pensamientos puros y prácticas santificadas. Todos los que soporten las pruebas que se les presenten llegarán a ser participantes de la naturaleza divina, y escaparán de la corrupción que está en el mundo a causa a la concupiscencia, por no haber participado de ella.

Fuente de poder espiritual.
 Las operaciones satánicas no son ni medianamente discernidas, debido a que la pureza y la santidad no marcan la vida y el carácter de los que declaran ser ministros de Cristo. Fortalecidos con todas las energías, de acuerdo con su poder glorioso, somos así fortalecidos para hacer frente a las tentaciones de Satanás. Cristo, su pureza, y sus incomparables encantos deben constituirse en el motivo de contemplación del alma. Hay poder espiritual disponible para todos; pueden tenerlo si lo desean, para resistir la tentación, cumplir con sus deberes y para que su alma mantenga firme su integridad. Los que sientan necesidad de ser fortalecidos por el poder del Espíritu de Dios que obra en el hombre interior, no perderán su integridad. Además, la oración ferviente y la vigilancia los conducirá a través de las tentaciones. Tenemos que permanecer unidos a Cristo por medio de una fe viviente.

Semejantes a Cristo en carácter. 
Estamos ahora justamente en medio de los peligros de los últimos días. Satanás ha descendido con gran poder para obrar sus engaños. Amarra la mente y la imaginación a las cosas impuras e ilícitas. Los cristianos llegan a parecerse a Cristo espaciándose en el Modelo divino. Todo aquello con lo cual se pongan en contacto ejerce una influencia modeladora sobre la vida y el carácter. Leí una vez acerca de un pintor que no quería, ni por un momento, contemplar una pintura imperfecta para que ésta no ejerciera una influencia deteriorante en su vista y su modo de concebir las cosas. Lo que nos permitimos mirar, muy a menudo -por no decir la mayoría de las veces- nos es transferido de alguna manera. La imaginación, acostumbrada a la contemplación de Dios y sus encantos, no podrá hallar placer en la contemplación de las escenas creadas por la imaginación excitada por la concupiscencia...

La sabiduría infernal de Satanás.
 Satanás opera ahora como lo hizo en el Edén y como ha operado a lo largo de todas las generaciones que se han sucedido. El archienemigo conoce bien el material con el cual trabaja. Conoce los puntos débiles de cada carácter; y si esos puntos débiles no son fortalecidos, él pondrá en juego toda su sabiduría infernal en el intento de derribar a los hombres más fuertes, a los príncipes del ejército de Israel. En todas las generaciones se han producido naufragios de caracteres que fueron destruidos porque el alma no estaba bien guarnecida. Y ahora, a medida que nos acerquemos al fin del tiempo, Satanás obrará con actividad magistral para minar los principios y corromper el carácter moral. Muchos cometen pecados imaginándose que su delito permanece perfectamente escondido. Pero hay Uno que dice: "Yo conozco tus obras... Nada hay encubierto que no haya de ser manifestado; ni oculto que no haya de saberse". Cuando la mente es infatuada con la idea del pecado, se practican engaños y se oculta la verdad. Quienes cometan estos pecados, tampoco serán lerdos en mentir. Pero todos los pecados serán revelados.

No podemos ocultar de Dios los pecados. 
Dios observa al pecador, El ojo que nunca dormita sabe todo lo que hacemos.  Está escrito en su libro. Alguien podría ocultar su pecado del padre, la madre, la esposa, o los amigos; no obstante, todo permanece abierto delante de Dios y es consignado en su libro de registro... David fue un hombre que se arrepintió y, aunque confesó y detestó su pecado, no pudo olvidarlo. Exclamó: "¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿Y a dónde huiré de tu presencia? Si subiere a los cielos, allí estás tú; y si en el Seol hiciere mi estrado, he aquí, allí estás. Si tomare las alas del alba y habitare en el extremo del mar, aun allí me guiará tu mano... Aun las tinieblas no encubren de ti, y la noche resplandece como el día" (Sal. 139: 7-12). Dios está en todas partes. Ve, sabe todas las cosas, y entiende las intenciones y determinaciones del corazón. Intentar ocultar el pecado de su atención es tarea vana. Vio cuando nuestros primeros padres pecaron en el Edén.  Vio cuando Caín levantó su mano contra Abel para matarlo. Observó los pecados del mundo antiguo, determinó sus días, y los castigó con el diluvio. También vio los pecados de su propio pueblo del pacto, los judíos, cuando se confabularon en contra del Hijo de Dios.

El libro de memorias de Dios.
De la misma manera como es registrada cada transgresión, todo asunto secreto será traído a juicio. Pueden haber estado ocultos a los mortales, pueden haber estado encubiertos de los buenos, de los puros, de los santos, de los amigos y los enemigos; no obstante, Dios los ve. Todos los pecados serán revelados en el día del juicio y, a menos que hayan sido objeto de arrepentimiento previo, serán castigados de acuerdo con su magnitud, porque en el libro de memorias de Dios se lleva un registro de todos los hechos humanos. Todas las acciones de la vida, buenas o malas, se hallan registradas. Es tan terrible el hecho que los pecados acumulados sean registrados y, finalmente, expuestos, como que los profesos hijos e hijas de Dios se aventuren a pecar contra sus propias conciencias, y por sus pecados involucren a otros en la misma ruina, a pesar de la luz y el conocimiento. Esto es un misterio. ¿Será que alguna vez han gustado de las virtudes del reino por venir? ¿Habrán gozado alguna vez de la dulce comunión con Dios? Por consiguiente, ¿cómo pueden volverse a esas prácticas sensuales, condenadas y degradantes?

El día de las revelaciones de Dios.
El último día se aproxima. Todos deberíamos considerar el hecho que Satanás está luchando, justamente ahora, por el dominio de las almas. Está jugando la partida de la vida por nuestras almas. ¿Será que cometeremos pecados en los límites mismos de la Canaán celestial¡Cuántas revelaciones! El esposo llegará a saber, por primera vez, acerca de los engaños y la falsedad practicados por la esposa, a quien consideraba inocente y pura. La esposa, por primera vez, llegará a conocer el caso de su esposo. Y los familiares y amigos podrán saber cómo el error, la falsedad y la corrupción los había estado rodeando; pues los secretos de todos los corazones serán revelados. La hora del juicio se aproxima largamente demorada debido a la bondad y la misericordia de Dios. Pero la trompeta de Dios sonará, para consternación de los que estén vivos y sin preparación, y despertará las pálidas moradas de los muertos. Aparecerá el gran trono blanco, y todos los justos muertos surgirán inmortales. Cualesquiera sean los pecados gratificados, considerados menores, arruinarán el alma a menos que sean vencidos. Los pecados menores se harán grandes. Los pensamientos y acciones impuros, sensuales, privados, el dar rienda suelta a las bajas pasiones dentro del matrimonio, conducirán a muchos otros pecados, a la transgresión de todos los mandamientos de Dios.

Crecimiento tiránico de las flaquezas humanas.
 Hombres a quienes Dios ha confiado nobles talentos, se harán culpables de grandes flaquezas; y al no contar con la gracia de Cristo en el alma, llegarán a conectarse con los mayores delitos, a menos que se mantengan íntimamente unidos a Dios. Ello sucede porque no han hecho de la verdad divina una parte de ellos mismos. Su disciplina ha sido defectuosa; la cultura del alma no ha avanzado de un estado al siguiente, las tendencias congénitas no han sido restringidas, sino que han degradado el alma. Jesús ha hecho provisión para todas esas debilidades naturales. Pero si esas flaquezas no son vencidas, se constituirán en un tirano, un conquistador que al fin dominará, y la luz del cielo terminará anublándose y extinguiéndose.

La grandeza intelectual no es suficiente.
 Me siento compelida a escribir con seriedad sobre este asunto, porque puedo percibir el peligro que se cierne sobre nosotros. La historia nos presenta los ejemplos más dolorosos acerca del peligro que corrieron hombres que ocuparon posiciones elevadas y luego se corrompieron. Hombres de mentes magistrales, de talento e influencia, pero que no depositaron su confianza totalmente en Dios, sino que se permitieron ser alabados, mimados y loados por grandes hombres del mundo, perdieron el equilibrio y llegaron a pensar que los pecados de los grandes hombres no son vicios. La dirección divina los abandonó y se despeñaron con rapidez hacia la corrupción y la perdición. Perdieron de vista por completo la norma justa de honor y la capacidad para distinguir entre el bien y el mal, entre el pecado y la justicia. Hay partes iluminadas y sombreadas en el carácter y, con seguridad, unas u otras obtendrán el triunfo.

Pero Dios, desde los cielos, pondera el valor moral. juzgará con justicia. El impío no permanecerá sin ser confrontado para siempre. Nada sino la verdad, llevada a la vida íntima, grabada en el carácter, será suficiente para mantener moralmente erectos a los hombres más grandes y talentosos. Si la grandeza intelectual hubiera sido suficiente, sus caracteres habrían sido firmes como una roca. Pero necesitaban caracteres virtuosos. Pablo dice: "Soy lo que soy por la gracia de Dios que está en mí".  El pueblo de Dios debe levantarse y revestirse con toda la armadura de justicia.- RH, 24 de mayo de 1887.

Razones del fracaso de Israel.
 Muchos en el antiguo Israel cayeron justo frente a la tierra prometida. ¿Cuál fue su pecado? La licencia, la permisividad. Esas pasiones de corazones no santificados controlan con poder magistral a muchos de los que afirman ser seguidores de Cristo. Las palabras y las obras de muchos de los que conocen la verdad, son corruptas. Tienen facultades para razonar, entienden la verdad, pero no se han convertido del todo; no han sentido en sus almas el poder de la verdad. No hospedan en sus hogares a Jesús como huésped de honor. La gratificación sensual corroe la persona por completo, tiñendo y corrompiendo así a toda la familia... La pureza y la santidad de las relaciones matrimoniales, establecidas en el Edén para que fueran guardadas en forma sagrada y elevada, han sido rebajadas para administrar la concupiscencia.- Ms 31, 1885.

Cuando David se alejó de la rectitud.
 Dios eligió a David, un humilde pastor, para que gobernara su pueblo. Era estricto en todas las ceremonias relacionadas con la religión judía, y se distinguió por su intrepidez y firme confianza en Dios. Fue notable por su fidelidad y reverencia.  Su firmeza, humildad, amor a la justicia y carácter decidido lo calificaron para llevar a cabo los grandes propósitos de Dios, para instruir a Israel en sus devociones, y para gobernarlos como un monarca generoso y sabio. Su carácter religioso era sincero y ferviente. Fue cuando David era fiel a Dios y poseía estos elevados rasgos de carácter que el Señor lo llamó "hombre según el corazón de Dios". Cuando fue elevado al trono, su comportamiento ofrecía un agudo contraste con los reyes de las demás naciones. Aborrecía la idolatría y guardaba celosamente al pueblo de Israel de ser seducido por la idolatría de las naciones circundantes. Era muy querido y honrado por su pueblo. A menudo conquistó y obtuvo triunfos. Su riqueza y su grandeza fueron acrecentadas. Pero su prosperidad influyó para que se apartara de Dios. Las tentaciones a las que se vio sometido fueron muchas y grandes.

Funestas consecuencias de la poligamia.
Finalmente cayó en la práctica común de los reyes que estaban a su alrededor: la pluralidad de esposas; y su vida fue amargada por los malos resultados de la poligamia. Su primer error fue el de. tomar más de una esposa, alejándose así de la sabia disposición de Dios. Esta desviación de lo recto preparó el camino para errores mayores. Las naciones idólatras consideraban que poseer muchas mujeres constituía una adición a su honor y dignidad, y David llegó a considerar como un honor para su trono poseer muchas esposas. Pero pudo ver la desdichada consecuencia de tal decisión en la infeliz discordia, la rivalidad y los celos que se manifestó entre sus numerosas esposas y el gran número de hijos.

El arrepentimiento de David.
Su crimen en el caso de Urías y Betsabé fue grave a la vista de Dios. Un Dios justo e imparcial no podía sancionar o excusar estos pecados en David, por eso le dirigió una reprensión y una dura denuncia por intermedio de Natán, su profeta, quien dibujó con vivos colores su grave ofensa. David había sido ciego a su nefasto alejamiento de Dios. Había excusado su conducta pecaminosa hasta que su proceder le pareció inocuo a su propia vista. Un paso equivocado preparó el camino para el siguiente, hasta que sus pecados atrajeron la reprensión de Jehová por medio de Natán. David se despertó como de un sueño. Percibió el significado de su pecado. No trató de excusar su conducta, o paliar su pecado como hizo Saúl; sino que inclinó su cabeza ante el profeta de Dios sintiendo remordimiento y pesar sinceros, y reconociendo su culpa. Natán entonces le dijo que, a causa de su arrepentimiento y confesión humilde, Dios le perdonaría su pecado, quitaría parte de la amenaza de calamidad que pesaba sobre él, y libraría su vida.

Transgresión y castigo.
 Sin embargo, debía ser castigado, porque había dado una gran oportunidad para que los enemigos de Dios blasfemaran. El asunto ha sido explotado por los enemigos de Dios desde los días de David hasta nuestros días. Los escépticos han atacado al cristianismo y ridiculizado la Biblia porque David les dio ocasión para ello. Traen a colación a los cristianos al caso de David y Betsabé, su poligamia y la declaración de que David es llamado "hombre según el corazón de Dios"; y dicen que si el registro bíblico es correcto, Dios justificó a David por sus delitos. Me fue mostrado que cuando David era puro y seguía el consejo de Dios, el Señor lo llamó "hombre según el corazón de Dios". Cuando David se apartó de Dios y manchó con sus crímenes su carácter virtuoso, dejó de ser el hombre según el corazón de Dios. Dios no justificó sus delitos en lo más mínimo, sino que le envió a Natán, su profeta, con terribles denuncias, porque había transgredido los mandamientos del Señor.

Dios reveló su reprobación a David por haber tenido pluralidad de esposas, y lo hizo objeto de sus juicios, permitiendo que el mal se levantase contra él en su propia casa. La terrible calamidad que Dios permitió que le sobreviniera a David es una evidencia, para las sucesivas generaciones, de que Dios no justificará a ninguno que transgreda sus mandamientos, sino que castigará seguramente al culpable, no importa cuán recto y favorecido de Dios pudiera haber sido mientras seguía al Señor con pureza de corazón. Cuando los justos se vuelven de sus justicias para hacer el mal, sus justicias del pasado no los librarán de la ira de un Dios justo y santo.

Los pecados de los santos en la Biblia.
 Hombres prominentes de la historia bíblica han pecado gravemente. Sus pecados no han sido encubiertos sino fielmente registrados en la historia de la iglesia de Dios, con el consecuente castigo que siguió a la ofensa. Estos casos fueron registrados para beneficio de las futuras generaciones, y deberían inspirar fe en la Palabra de Dios como historia fidedigna. Los hombres que quieran dudar de Dios, del cristianismo y de la Palabra de Dios, que no juzgan con candidez e imparcialidad, sino con mentes prejuiciadas, urgarán en la vida y el carácter de quienes han sido los más prominentes dirigentes de Israel, para detectar defectos. En Dios se originó la idea de que se presente, en la historia inspirada, una fiel delineación del carácter de los mejores y más grandes hombres de los días bíblicos. Esos hombres eran mortales, sujetos a las tentaciones diabólicas. Sus flaquezas y pecados no fueron encubiertos, sino fielmente registrados, con la reprobación y el castigo consiguientes. "Y estas cosas... están escritas para amonestarnos a nosotros, quienes hemos alcanzado los fines de los siglos".

No es el propósito de Dios que lo que se dice en su Palabra sea para exaltar a los mejores hombres que han vivido sobre esta tierra. Todos sus triunfos, sus grandes y buenas obras deben ser atribuidas a Dios. El es el único que debe ser glorificado. El solo debe ser exaltado. El fue todo en todo. El hombre ha sido apenas un agente, un instrumento frágil en sus manos. El poder y la excelencia proceden de Dios. Dios ha visto en el hombre una disposición continua a apartarse de él, a olvidarlo y a adorar a la criatura antes que al Creador. Por lo tanto, Dios no consintió que se registrara mucho relacionado con la alabanza de los hombres en las páginas de la historia sagrada.

Los salmos penitenciales.
David se arrepintió de su pecado en saco y ceniza. Suplicó el perdón de Dios y no ocultó su arrepentimiento de los grandes hombres ni de los servidores en su reino, Compuso un salmo penitencial en el que relata su pecado y su arrepentimiento. El sabía que ese salmo sería cantado por generaciones. Quería que otros fueran beneficiados por la triste historia de su vida. Los cantos compuestos por David eran entonados por todo Israel, particularmente en presencia de la asamblea de la corte, ante sacerdotes, ancianos y señores. Sabía bien que la confesión de su culpa informaría a otras generaciones de sus pecados. Presenta su caso para mostrar en quién confiaba y de quién esperaba perdón. "Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia; conforme a la multitud de tus piedades borra mis rebeliones. Lávame más y más de mi maldad, y límpiame de mi pecado... Líbrame de homicidios, oh Dios, Dios de mi salvación" (Sal. 51: 1, 2, 14). David no manifiesta el espíritu de un inconverso. Si hubiera poseído el espíritu de los líderes que lo rodeaban, no habría soportado el cuadro de su crimen en sus verdaderos y horribles colores; sino que le habría quitado la vida a quien fielmente lo reprobara. No obstante, la elevada posición de su trono y su poder ilimitado, el reconocimiento humilde de todas las acusaciones, es una evidencia de que todavía temía y temblaba ante la Palabra del Señor.

Resultados de los errores de David.
 David tuvo que sentir amargamente los frutos de su mal proceder. Sus hijos actuaron aprovechándose de su pecado. Amón cometió un gran crimen, y Absalón se vengó matándolo. De esa manera, el pecado de David estaba siempre presente en su mente, y tuvo que sentir todo el peso de la injusticia hecha a Urías y a Betsabé.- 4SGa 85-89.

Advertencias a causa de los pecados de otros.
 Dios ha lanzado claras reprensiones contra los hombres y las mujeres que han pecado al corromper sus cuerpos y mancillar sus almas con la lascivia. Conocen las advertencias dirigidas a otros que, en circunstancias similares, fueron vencidos por la tentación, y saben que el desagrado de Dios cayó sobre ellos... Dios ha expresado que condena el pecado en todas sus formas. Reprende y condena claramente el pecado de lascivia. Los hombres y las mujeres serán juzgados de acuerdo con la luz que les ha sido dada por Dios.
 TM 437.

Controlados por una razón santificada.
 Cada pasión no santificada debe ser puesta bajo el control de la razón santificada mediante la gracia abundantemente otorgada por Dios en cada emergencia. Pero no permita que se cree una emergencia, que haya un acto voluntario que lo ponga donde será asaltado por la tentación, o dé la menor ocasión para que otros piensen que es culpable de indiscreción.- Carta 18, 1891; (1MCP 243).

Visión correcta del yo a la luz de la Palabra de Dios.
 Las continuas tentaciones de Satanás están designadas a debilitar el gobierno del hombre sobre su propio corazón, para minar su poder de dominio propio.  Conduce al hombre a romper los lazos que lo conectan con una unión santa y feliz con su Hacedor, Entonces, cuando está desconectado de Dios, la pasión obtiene el control sobre la razón, y el impulso sobre los principios, y llega a ser pecaminoso en pensamientos y actos, se pervierte el juicio, su razón parece estar debilitada, y necesita volver a ser él mismo para regresar a Dios por medio de una correcta autoimagen a la luz de 
la Palabra de Dios.  Carta 24, 1890; (1MCP 234).

El poder de la religión.
 ¿Por qué medios podrían los jóvenes reprimir las propensiones al mal y desarrollar en el carácter lo que es noble y bueno?  La voluntad, el intelecto y las emociones son transformados cuando son controlados por el poder de la religión.  "Si, pues, coméis o bebéis o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios" (1 Cor. 10: 31). Este es un principio que subraya toda acción, pensamiento y motivo cuando el ser entero está bajo el control de la voluntad de Dios. La voz y las pasiones deben ser crucificadas. "Todo lo puedo en Cristo que me fortalece"(Fil. 4: 13). La voluntad, los apetitos y pasiones clamarán por complacencia, pero Dios ha implantado en nosotros el deseo por cosas más elevadas y santas; así que no es necesario que la voluntad, los apetitos y las pasiones se degraden. Esto es así sólo cuando rehuimos someternos al control de la razón y la conciencia. Tenemos que controlar nuestras pasiones y negarnos al yo.

Acosamiento satánico a los jóvenes.
 La mente no santificada deja de recibir la fortaleza y el consuelo que Dios provee a todos los que acuden a él. Se produce un desasosiego, un deseo ardiente por lo nuevo que gratifique, que deleite y fascine la mente, y a esta complacencia se la llama placer. Satanás posee encantos seductores para captar el interés y excitar la imaginación juvenil, y así asegurarlos en su trampa. No construyamos el carácter sobre arena.- Ms 59, 1900.
(Testimonios acerca de la Conducta Sexual de Elena G. de White  93 - 111) 

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