martes, 9 de julio de 2019

275. “PROCUREN LA SABIDURÍA DIVINA, NO LA HUMANA”


Y cualquiera cosa que pidiéramos la recibiremos de él, porque guardamos sus mandamientos, y hacemos las cosas que son agradables delante de él. 1 Juan 3:22.

Durante mucho tiempo he visto el peligro que se estaba introduciendo en nuestras filas con la tendencia a buscar la sabiduría humana y depender de la conducción humana. Esto siempre será una trampa para las almas, y se me mandó levantar la señal de peligro, advirtiendo a mis hermanos obreros de esto, y señalándoles al Señor Jesús. El hombre o la mujer que se apoya en la sabiduría humana, se apoya en una caña quebrada. 

Fui instruida para señalar el Cordero de Dios que quita 
el pecado del mundo a los que tienen necesidad de sabiduría... 

"Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada. Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra. No piense, pues, quien tal haga, que recibirá cosa alguna del Señor. El hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos. . . Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman" (Sant. 1:5-8,12). 

"Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá.  
Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; 
y al que llama, se le abrirá" (Mat. 7:7,8)...

El obrero nunca debería alentar a alguien que tenga necesidad de instrucción 
y ayuda a recurrir primero a agentes humanos para entender su deber. . . 

Es una equivocación enseñar a nuestro pueblo a confiar en el auxilio humano en vez de recurrir al Señor en oración. El enemigo de las almas ha sido el instigador de ello, para que las mentes se entenebrezcan . . . 

Los que tienen responsabilidades en la obra han de cooperar con los ángeles celestiales enseñándoles a los hombres y mujeres a mirar a Dios como la fuente de su fortaleza. . .

Conságrese al Señor Jesucristo. Busque a Aquel que comprende todas sus debilidades, y quien nunca comete errores. El puede impartirle su abundante gracia. Contemple a Jesús, estudiando su Palabra, aprenda a humillar su alma delante de Dios y a luchar en oración con El...

Cristo siempre manifestó una amabilidad celestial 
en el trato con las almas humanas. 
Su vida fue una vida de abnegación y renunciamiento. 
Quienes sean contados entre los vencedores 
serán quienes hayan practicado las virtudes de Cristo.
 (Carta 324, del 3 de octubre de 1907, 
dirigida a un administrador de iglesia).  
Alza tus Ojos (EGW)

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