Y cualquiera cosa que pidiéramos la recibiremos de él, porque guardamos sus mandamientos, y hacemos las cosas que son agradables delante de él. 1 Juan 3:22.
Durante mucho tiempo he visto el peligro que se estaba introduciendo en nuestras filas con la tendencia a buscar la sabiduría humana y depender de la conducción humana. Esto siempre será una trampa para las almas, y se me mandó levantar la señal de peligro, advirtiendo a mis hermanos obreros de esto, y señalándoles al Señor Jesús. El hombre o la mujer que se apoya en la sabiduría humana, se apoya en una caña quebrada.
Fui instruida para señalar el Cordero de Dios que quita
el pecado del mundo a los que tienen necesidad de sabiduría...
"Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada. Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra. No piense, pues, quien tal haga, que recibirá cosa alguna del Señor. El hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos. . . Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman" (Sant. 1:5-8,12).
"Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá.
Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla;
y al que llama, se le abrirá" (Mat. 7:7,8)...
El obrero nunca debería alentar a alguien que tenga necesidad de instrucción
y ayuda a recurrir primero a agentes humanos para entender su deber. . .
Es una equivocación enseñar a nuestro pueblo a confiar en el auxilio humano en vez de recurrir al Señor en oración. El enemigo de las almas ha sido el instigador de ello, para que las mentes se entenebrezcan . . .
Los que tienen responsabilidades en la obra han de cooperar con los ángeles celestiales enseñándoles a los hombres y mujeres a mirar a Dios como la fuente de su fortaleza. . .
Conságrese al Señor Jesucristo. Busque a Aquel que comprende todas sus debilidades, y quien nunca comete errores. El puede impartirle su abundante gracia. Contemple a Jesús, estudiando su Palabra, aprenda a humillar su alma delante de Dios y a luchar en oración con El...
Cristo siempre manifestó una amabilidad celestial
en el trato con las almas humanas.
Su vida fue una vida de abnegación y renunciamiento.
Quienes sean contados entre los vencedores
serán quienes hayan practicado las virtudes de Cristo.
(Carta 324, del 3 de octubre de 1907,
dirigida a un administrador de iglesia).
Alza tus Ojos (EGW)
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