martes, 11 de octubre de 2011

137. ¿ESTÁ PREPARADO PARA EL CIELO?


Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, 
son las que Dios ha preparado para los que le aman. 1 Cor. 2:9.

Qué obra tenemos por delante. Necesitamos una fe mayor en Cristo y en el Padre. 
 Ciertamente, debemos tenerla, de otro modo seremos contados entre los no creyentes.  
 Vemos grandes oportunidades y una gran cantidad de trabajo por realizar. Deseamos que el Espíritu Santo nos santifique. No podemos permitirnos el lujo de errar el blanco del galardón del supremo llamamiento en Cristo Jesús. La santificación de la verdad, confinando la constancia del hombre en la fe, hará a los hombres colaboradores de Dios. Unidos con la Fuente de todo poder, perseverando en su deber, aumentando la comprensión del amor de Dios demostrado en Cristo Jesús, llegarán a ser uno con Cristo, hasta que sean perfeccionados con Cristo en Dios.

Las glorias que esperan a los fieles vencedores están por encima de cualquier descripción. 
 El Señor los honrará y exaltará grandemente. Crecerán como el cedro y su entendimiento sin duda irá en aumento. Y a medida que vayan avanzando en las etapas del conocimiento, sus expectativas quedarán por debajo de la realidad. "Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre. son las que Dios ha preparado para los que le aman" (1 Cor. 2:9). Nuestra tarea ahora es alistarnos para aquellas mansiones que Dios está preparando para los que lo aman y guardan sus mandamientos. . .

El Señor Jesús aumentará la capacidad de cada mente y corazón para que puedan recibir el Espíritu Santo. . . El tiempo es corto. Use el poco tiempo que tiene para su bien presente y eterno por medio del servicio cristiano activo, haciendo todo el bien posible. Redima el tiempo que ha perdido; busque primero el reino de Dios y su justicia. Entonces tendrá algo para impartir en buenas obras, en una influencia alegre y consagrada. . .

¿Qué preparación ha hecho Ud. para el futuro mundo eterno?. . . Ud. desea algo más elevado y mejor de lo que tiene actualmente. Debe ejercer una influencia consciente e inconsciente en favor del bien. Dios merece algo mejor de Ud. como súbdito, que lo que Ud. le ha dado. Considere cuidadosamente esto: ¿Se encuentra bajo la bandera del Príncipe Emanuel o bajo la bandera negra del príncipe de las tinieblas? Sobre Ud. descansa la obligación de devolver la influencia y el dinero que le ha sido prestado por el Señor para el avance de su causa y para glorificar su nombre.
El Señor lo llama: "Dame,. hijo mío, tu corazón" (Prov. 23:26).  
(Carta 71, del 17 de mayo de 1900, a Juan Wessels). 
(Alza tus Ojos de E. G. de White)

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