jueves, 20 de octubre de 2011

145. ¡CONTÉMPLENLO!


Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios; 
por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él. 1 Juan 3:1.

"Por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él" (1 Juan 3:1). El mundo no comprende los principios que fundamentan nuestra conducta. Debemos estar delante de Dios con una conciencia libre de ofensa. Hay maravillosos privilegios para cada uno de nosotros. Dios nunca coloca delante de nosotros una exigencia sin darnos el poder para cumplirla. Nunca nos pide que demos un paso delante de Él. El abre el camino y nosotros debemos marchar detrás. Siguiéndole, no corremos peligro de extraviarnos. Esta es la única forma cómo podemos perfeccionar un carácter cristiano como mayordomos de la gracia de Dios.

A nosotros nos han sido confiadas las verdades del Evangelio para este tiempo. Es un tesoro maravilloso, y el Señor desea que nuestros ojos sean iluminados y nuestros corazones reavivados. Desea vigorizarnos y fortalecernos por el poder que nos da si somos fieles a Él. Desea que cada uno de nosotros perfeccione un carácter de acuerdo a la semejanza divina. El cristiano que no hace esto arroja oprobio sobre Dios. Deshonra a su Salvador. Los que tienen acceso a las palabras registradas en las Escrituras quedarán sin excusa si no las aplican a sí mismos, si no purifican sus corazones de pecado, En el último gran día habremos de ser juzgados por la luz que brilló desde el trono de Dios sobre nuestro sendero...

Tener el camino iluminado por la claridad del Evangelio de Cristo, tal como brilla la luz sobre nuestro sendero, implica una imponente responsabilidad, Debemos avanzar paso a paso, con los ojos puestos en nuestro Conductor. El no nos llevará ni un sólo paso fuera del camino correcto. 

Dios dio a Cristo al mundo 
para salvarnos de la muerte eterna. 
¡Contémplenlo, contémplenlo! 
 Continúen en la contemplación 
hasta que reflejen su imagen.  

 No acepten las palabras de ningún hombre, 
a menos que puedan ver que está 
conformado a la imagen divina, 
porque si lo hacen respaldan su proceder incorrecto; 
lo apoyan al pedirle su consejo y seguir sus directivas.

Lo que necesitamos es la palabra pura de la Santa Biblia. Cristo nos exige conformar nuestras vidas a su vida. Debemos conocer qué significa guardar los mandamientos de Dios en verdad y justicia. 
El amor que estaba en el corazón de Cristo debe estar en nuestro corazón, para que podamos revelarlo a los que nos rodean. 
(Manuscrito 66, del 25 de mayo de 1905,
 "La necesidad de la religión en el hogar"). 
(Alza tus Ojos de E. G. de White)

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