martes, 11 de octubre de 2011

138. “CUIDADO CON LAS TEORÍAS SEDUCTORAS”


Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, 
según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, 
y no según Cristo. Col. 2: 8.

En este tiempo, es decir, en los días finales de la historia de esta tierra, debemos hacer un estudio especial del libro del Apocalipsis. ¿Por qué? Porque describe escenas con las que hemos de encontrarnos. Necesitamos comprender qué es lo que nos espera y cómo enfrentarlo. Debemos conocer qué esfuerzos deben hacerse, de tal manera que en este tiempo peligroso no seamos sorprendidos por las estratagemas del enemigo. Sabemos que el último gran conflicto será el esfuerzo más decidido de Satanás para cumplir sus propósitos. Vendrá, no solamente como león rugiente, sino como seductor, revistiendo el pecado con hermosas vestimentas de luz a fin de poder capturar en su trampa a los seres humanos.

El Señor quiere que comprendamos que es de la mayor importancia en estos días que nos mantengamos sobre la plataforma de la verdad eterna. Los que piensan que la iglesia militante es la iglesia triunfante, cometen un gran error. La iglesia militante obtendrá grandes triunfos, pero también tendrá fieros conflictos con el mal para poder establecerse firmemente sobre la plataforma de la verdad eterna. Y cada uno de nosotros debiera estar decidido a permanecer con la iglesia sobre esa plataforma...

Hay quienes califican al Apocalipsis como un libro sellado. Es un misterio, pero un misterio revelado. Necesitamos comprender qué es lo que nos dice acerca de las escenas que han de ocurrir en los últimos días de la historia de esta tierra. El enemigo introducirá todo lo que pueda para llevar adelante sus designios engañosos. ¿No son faltos de sabiduría los que no tienen deseos de comprender las cosas que habrán de ocurrir sobre esta tierra?. . .

En una escena que pasó ante mí, vi cierta obra hecha por los médicos misioneros. 
 Nuestros hermanos dirigentes la contemplaban, observando lo que se hacía, 
pero no parecían comprenderla. El fundamento de nuestra fe, que fue establecido con tanta oración, con tan fervoroso escudriñamiento de las Escrituras, estaba siendo demolido columna tras columna. Nuestra fe iba a quedar sin fundamento sobre el cual apoyarse; se eliminó el santuario, se eliminó la expiación. . . 

¿Les sorprende que tenga algo que decir cuando veo que las columnas de nuestra fe comienzan a ser removidas? Se enseñan teorías seductoras, de tal forma que no las reconoceremos a menos que tengamos un claro discernimiento espiritual. (Manuscrito 46, del 18 de mayo de 1904, "El fundamento de nuestra fe", un sermón dado en Berrien Springs, Michigan, Estados Unidos).
Alza tus Ojos de E. G. de White

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