domingo, 26 de febrero de 2012

210. “ÁMENSE COMO HERMANOS”


Pero acerca del amor fraternal no tenéis necesidad de que os escriba, 
porque vosotros mismos habéis aprendido de Dios que os améis unos a otros. 
1 Tes. 4:9. 

La verdad, la preciosa verdad debe santificarnos, subyugarnos, refinarnos, elevarnos, y finalmente exaltarnos hasta un trono a la diestra de la Majestad del cielo. ¿Nos debilitaremos en poder espiritual por falta de ejercicio? ¿Pasaremos día tras día sin una experiencia clara y definida en la vida religiosa por permitir que nuestras mentes sean absorbidas por los negocios del mundo?

Aquí, mi querido hijo [Edson] está tu peligro. Aquí están los ardides de Satanás, enredándote. 
 Las mismas facultades u órganos que cultivas se fortalecen e imperceptiblemente te estás colocando en una posición que te incapacitará para realizar la obra de Dios. El tiempo que deberías dedicar fervientemente a ella, en realidad lo estás usando para hacerte incompetente para la obra que Dios te concedería el honor de realizar en su causa.

 Pretexto tras pretexto has concebido en tu mente para excusarte de asumir la tarea que podrías hacer inmediatamente, pero estás esperando que este objeto se consiga o aquel proyecto se cumpla. No es para hacer una gran obra que estás capacitado ahora, sino son las pequeñas obligaciones relacionadas con la obra de Dios, las responsabilidades menores sobrellevadas con humildad y fidelidad, las que te calificarán para las responsabilidades mayores, para los cargos más importantes. Debes cultivar la pureza de motivos, los intereses generosos.

Manténte cerca de Willie, tu hermano menor. Que ninguna emulación o contienda separe tu corazón y afectos de él. Qué ningún sentimiento egoísta o celo encuentre cabida en ti. Desaloja de tu corazón todas estas cosas. Cultiva el amor, la confianza, la responsabilidad. Vive a la altura de las normas bíblicas. Practica la luz que Dios te ha concedido. Demuestra, con actitudes y palabras amables y con hechos generosos, tu verdadero interés y afecto por Willie. Todos los progresos que realices se reflejarán nuevamente en ti. Nunca estaré satisfecha hasta que los vea a ambos sólida, fuerte y amorosamente unidos en los lazos más estrechos de amor fraternal. Dios los ayudará a trabajar en este sentido. Tú eres mayor que Willie y debes procurar en toda forma ayudarlo y ligarlo a tu corazón. Ámense como hermanos, sean compasivos, sean corteses.

La religión, hijo mío, no es como algunos la consideran, una tarea intelectual, una teoría. 
 Debe llevarse a cabo en la práctica en todos los caminos y senderos de nuestra vida. 
 Debe regir la vida como así también convencer la mente. Sólo ella debe purificar el corazón. 
 Dios requiere de cada uno de los que profesamos su nombre que seamos buenos ciudadanos 
y que la vida de integridad estricta y devoción pura deje una brillante luz en el mundo.
(Carta 35, del 30 de julio de 1876, dirigida a sus "Queridos hijos"; 
Edson acababa de cumplir 27 años; Willie tenía 21). 
 Alza tus Ojos de E. G. de White

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