Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad,
bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.
Gál. 5:22, 23.
Los hombres que Dios escoge para llevar cargas en su obra han de sentarse a los pies de Jesús,
y aprender de El a reprimir sus deseos e inclinaciones anticristianas. . .
Es necesario que nuestro pueblo comprenda claramente la cuestión de la libertad religiosa en más de un sentido. Los hombres están extendiendo sus brazos procurando sostener el arca, y el enojo del Señor se enciende contra ellos porque piensan que su cargo les da derecho a decidir lo que los siervos del Señor harán y lo que no harán. . .
Moisés fue especialmente elegido para ser el guía visible de los hijos de Israel. Después de largos años de disciplina aprendió la lección de la humildad, y llegó a ser un hombre a quien Dios pudo instruir y guiar. Se mantuvo como viendo al que es invisible. Dios le confió- pues aprendía diariamente en la escuela de Cristo- el mando de las huestes de Israel. El Señor habló con él cara a cara, como lo hace un hombre con su amigo. Fue el más manso de todos los hombres. No intentó dirigir al Espíritu Santo, sino que fue guiado por el Espíritu. . .
Cada persona tiene su propia individualidad, que no ha de sumergirse en ningún otro ser humano. Cada vida debe estar oculta con Cristo en Dios. Los hombres están bajo la dirección de Dios, no bajo la de los seres humanos débiles y descarriados. Deben estar libres para ser guiados por el Espíritu Santo, no por el espíritu caprichoso y perverso del hombre no santificado. . .
Sea Dios reconocido como el Gobernante supremo de su herencia. Colóquese todo hombre bajo su control. Reconozcámoslo en todas nuestras asambleas, en cada reunión de negocios, concilio y junta. El ve todo lo que se hace y escucha todo lo que se dice.
"Tú eres Dios que ve" (Gén. 16:13). Recordemos esto siempre. Será una salvaguardia contra todo discurso imprudente y vehemente, todo deseo de dominar. Reprimirá palabras que nunca deberían pronunciarse, resoluciones que los hombres no tienen derecho a tomar, y medidas que restringen la libertad de los seres humanos. . .
Dios llama a los hombres a actuar bajo su supervisión, a aceptar sus pautas, a someter a su aprobación todas sus decisiones y planes. Su santidad, su justicia, deben apartarlos de acciones carentes de principios...
"Bienaventurado aquel cuyo ayudador es el Dios de Jacob, cuya esperanza está en Jehová su Dios, el cual hizo los cielos y la tierra, el mar, y todo lo que en ellos hay; que guarda verdad para siempre, que hace justicia a los agraviados, que da pan a los hambrientos. . . Reinará Jehová para siempre; tu Dios, oh Sión, de generación en generación. Aleluya" (Sal. 146:5-7, 10).
(Manuscrito 51, del 1º de agosto de 1895,
"Dios debe dirigir su herencia").
Alza tus Ojos de E. G. de White
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