Debemos estudiar el Modelo, para que el espíritu que habitó en Cristo pueda morar en nosotros. Al Salvador no se lo halló entre los eminentes y honorables del mundo. No empleó su tiempo entre los que buscaban su propia comodidad y deleite. Trabajó para ayudar a los que necesitaban ayuda, para salvar a los perdidos y a los que perecían, para levantar a los caídos... DNC 185
viernes, 6 de mayo de 2011
04. "CONSULTANDO A DIOS"
Así dijo Jehová: No aprendáis el camino de las naciones, ni de las señales del cielo tengáis temor, aunque las naciones las teman (Jeremías 10:2).
Muchísima gente recurre a curanderos, gitanas, brujos, médiums, o astrólogos, buscando desesperadamente una mano de ayuda. ¿Podrán ellos dársela?
¿Estamos de veras sujetos a un destino predeterminado? ¿Influyen los astros en nuestro ánimo, en nuestras reacciones, y en los hechos que nos acontecen? De ser así, ¿puede uno oponerse a una fuerza tan tremenda y devastadora?
El 24 de febrero de 1968, las agencias noticiosas informaban un suceso poco común. La policía de Bangkok había recurrido a la astrología para esclarecer un crimen. La Asociación de Astrólogos de Bangkok debía elaborar las “tablas de nacimiento” de dos presuntos asesinos, para determinar cuál de ellos era el homicida. ¿Habrán acertado con el verdadero culpable? Y aun así, si ya estaba “determinado” que el tal fuera un asesino, ¿podía realmente hacérselo responsable de su crimen?
Si la astrología tiene razón, hay seres que están irremediablemente condenados al fracaso. Si la influencia de los astros es tal que fija las actitudes, las reacciones, las características temperamentales y hasta los hechos que nos acontecen cada día; entonces –en alguna medida– somos títeres.
Hay quienes creen que sabiendo de antemano lo que les va a suceder, podrán luchar mejor contra su destino, si es que el mismo es adverso. Pero la impresión que las predicciones negativas ejercen sobre ellos es tan fuerte, que los llena de temor y pesimismo. Deseosos de llegar al fin de su sufrimiento, buscan inconscientemente cumplir de una vez por todas su “destino” (como le llaman); y se lanzan así a lo que tanto temían, y que habrían podido evitar.
Amigo lector, nadie está sujeto a un destino irreversible. Jesucristo aseguró: “. . . si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres” (S. Juan 8:36). Dios lo dice en su Palabra: . . . de las señales del cielo no tengáis temor, aunque las gentes las temen” (Jeremías 10:2).
El Dios que nos ha creado libres, nos ofrece su ayuda para que podamos disfrutar de la existencia plenamente; para que vivamos libres de todo temor. Antes que ser esclavos de la superstición, tenemos el privilegio de vivir impulsados por la fe en el Todopoderoso. Investigue la Sagrada Escritura y comprenderá el maravilloso plan que Dios tiene para usted.
La voz.org
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