domingo, 8 de mayo de 2011

07. "EL REGALO DEL NIÑO TAMBOR"


Saldrá ESTRELLA de Jacob, Y se levantará cetro de Israel (Números 24:17).

Un anciano contó en cierta ocasión la historia de cómo llegó a vivir en Belén: “Nací hace mucho tiempo, en una tierra que queda muy lejos al oriente del mar.
Allí vivía con un tío que era astrónomo. Era un sabio, y conocía todo lo que se puede saber acerca de las estrellas: sus nombres y los nombres de todos los planetas y constelaciones; cuándo aparecían y cuándo se ponían, y qué posición ocupaban en el cielo en todas las estaciones. Pasé muchas noches acompañándolo en la azotea hasta altas horas de la madrugada. Allí, mi tío y sus colegas me enseñaron las leyendas de los luceros celestiales.

“La casa de mi tío estaba en alto, sobre una colina hacia el oeste de la ciudad, en un sector donde no vivía casi nadie más. Un día, al atardecer, estaba yo en la terraza practicando suavemente con mi tambor, parapapam pam, parapapapam pam. Mi tío comenzó a instruirme, apuntando a dos brillantes astros que se destacaban en el cielo crepuscular. Dijo que eran Júpiter y Saturno. ´Muchacho –me dijo– este año, estos dos astros vagabundos se encontrarán por tres veces, y parecerán como una sola estrella, muy brillante. Cada vez que se junten, los hallaremos en la constelación Piscis, la constelación de los judíos que viven en las colinas de Israel, cerca de Jerusalén, subiendo del mar occidental´. Yo sabía de Júpiter, Saturno y Piscis, pero no había oído nunca hablar de un pueblo llamado judío. ´Júpiter tiene dignidad real y trae buena fortuna –dijo mi tío–. Y Saturno augura sabiduría. Creo que la unión de ambos anuncia el nacimiento de un sabio Rey en Israel. Los viajeros de Jerusalén me dicen que estos astros se han unido antes en Piscis, pareciendo una sola estrella. Esto sucedió antes del nacimiento de otro gran líder judío, un profeta llamado Moisés. He estudiado las Escrituras judías para ver si mencionan una estrella como la que veremos dentro de poco, y en efecto, la predicen´.

“Mi sabio tío sacó entonces un pergamino de su funda de lino, y leyó de él las siguientes palabras: ´Lo veré, más no ahora; lo miraré, mas no de cerca: Saldrá ESTRELLA de Jacob, y se levantará cetro de Israel´. El tranquilo silencio de la noche envolvió la terraza mientras mi tío volvía a enrollar el pergamino, y lo devolvía a su estuche. Júpiter y Saturno seguían lentamente su camino cruzando el negro terciopelo del firmamento.

“Después de una larga pausa, se oyó un suave rumor de ropajes que se agitaban.
Mi tío y sus compañeros se incorporaron de sus asientos. ´Ven con nosotros –me dijeron– y verás a un Rey recién nacido. Le llevaremos nuestros regalos más preciados: oro, incienso y mirra. Los pondremos a sus pies cuando estemos en su presencia´. Acompañando a mi tío y sus colegas seguí la estrella, y llegamos a Belén. Así fue cómo viajé desde el oriente hasta esta comarca. Encontramos al Rey de los judíos en una casa pequeña y de aspecto común, en compañía de su madre, María, y su padre, un carpintero llamado José. Se nos dijo que el nombre del niño era Jesús. Mis compañeros de viaje se arrodillaron en el cuarto en que jugaba.

Yo nunca había visto que mi tío hiciera algo así, de modo que me arrodillé también con ellos. Luego, mis compañeros rebuscaron entre el equipaje hasta encontrar los tres regalos, y se los dieron a María y José para el niño. A continuación, nos dirigimos a la salida. Después de andar unos pasos, me detuve un momento, luego me volví y le dije: ´Niño, yo también soy pobre, y no tengo nada digno de un Rey. ¿Quieres que te toque mi tambor para ti?´ María asintió, y comencé a tocar suavemente, pa ra pa pam pam. Toqué el tambor para él, parapapam pam, parapapam, pam. Toqué lo mejor para él, parapapam pam, rapa pam pam, rapa pam pam. Me sonrió el Niño, y también a mi tambor”.

¿Y nosotros, amigo lector? ¿Le daremos lo mejor a Jesús?

La voz.org

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