sábado, 7 de mayo de 2011

05. ¿HAY UN DIOS?


Pero hay un Dios en los cielos . . . (Daniel 2:28).

Cuando el pintor Diego de Rivera terminó la decoración de los murales de un hotel en la ciudad de México, escribió en la parte superior, la frase: “No hay Dios”. Esto, despertó a controversia. Hubo hasta quienes borraron la palabra “no”, para que se leyera “hay Dios”. Pero ¿cuán razonable es creer que hay Dios?, ¿dónde están las evidencias?

Era de la Tierra. Pero estaba parado. . . en el suelo mismo de la Luna. Con emoción repetía estas palabras: “Cuando veo tus cielos, obra de tus manos, la luna y las estrellas que tú formaste, digo: ¿qué es el hombre, para que tengas de él memoria, y el hijo del hombre, para que lo visites?” (Salmo 8:3, 4).
A algunos les pareció un poco infantil la actitud de este astronauta. Acaso consideraron más “científicas” las palabras que años atrás pronunciara Yuri Gagarin. Él –que también había surcado el espacio– irónicamente había declarado: “No he visto a Dios”.
Y era cierto. Tampoco los otros astronautas lo habían visto. De ser por eso, todos seríamos ateos.

Pero hay hechos cuya precisión sería arbitrario adjudicar a la nada o a la casualidad. En su obra: El hombre no está solo, A. Cressy Morrison señala que si la tierra estuviese más cerca del sol, éste –con su temperatura de 6.650 grados centígrados– nos abrasaría. Si estuviese más lejos, nos congelaríamos. Si la luna estuviese más cerca, sufriríamos tales mareas que todos los continentes quedarían sumergidos dos veces al día; y las montañas, desaparecerían a causa de la erosión. Si la capa atmosférica fuese más delgada, no habría vida por falta de oxígeno; y si la profundidad de los océanos fuera mayor serían absorbidos el oxígeno y el óxido de carbono, eliminando toda posibilidad de vegetación.

Ciertamente ante un escrito de autor anónimo, a nadie se le ocurre que surgió de una explosión en una imprenta, o de la nada. Puede uno no saber quién ni cuándo creó esa obra literaria, pero es evidente que alguien, alguna vez lo hizo.
Así es con el universo, la Escritura señala que la “eterna potencia y divinidad (de Dios), se echan de ver desde la creación del mundo, siendo entendidas por las cosas que son hechas” (Romanos 1:20). También dice, que “a Dios nadie lo vio jamás: (pero) el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le declaró” (S. Juan 1:18). Cristo Jesús, “el Verbo hecho carne”, es la mejor prueba de la existencia de Dios. Él es quien declara y encarna la respuesta para todo aquel que necesita afirmar su fe. ¿No le parece?

La voz.org

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